Comas
y adjetivos
Las comas son otro de los grandes flagelos de la
humanidad. Uno echa comas sobre el campo y espera que crezcan. Somos muy
generosos. Deberíamos controlarlas más. Una coma no puede separar el
sujeto del predicado y sobre todo del verbo. Dos comas se anulan a menos
que encierren una idea. El mal uso central de la coma es confundirla con
una señal respiratoria: ahora ¡a respirar!
La coma es un signo ortográfico que organiza el sentido de una oración.
Hasta aquí llegó cierta idea, lo que hay entre estas comas es otra idea
de otro nivel respecto al resto. Así como con el punto termino una
exposición y empiezo otra, la coma sirve para que dentro de una idea haya
un subsector que está separado del otro. Por eso no se separan sujeto y
predicado, se necesitan mutuamente. ¿Usarla porque se suceden ideas? Esa
no es su función, a menos que se esté enumerando.
El punto y coma es muy útil y muy poco usado. Es una forma de separación.
En nuestra jerarquía es un poco más que una coma y un poco menos que un
punto. Cuando se quiere separar dos ideas bastante pero no tanto como para
decir “aquí termina una enunciación y empieza decididamente otra”,
puede usarse el punto y coma. En periodismo no se usa casi nada. Ha sido
reemplazado por el punto, lo cual es perder una posibilidad, perder la
riqueza de usar un signo más.
Los
adjetivos antepuestos son otra de las marcas de aquel jarrón con flores
violetas. Los adjetivos están muy cómodos después de los sustantivos.
La estructura con la que pensamos nuestro idioma tiende a dar primero el
sustantivo y después adjetivarlo. Hay idiomas donde no es así, el inglés
suele ser al revés. En el castellano corriente el adjetivo antepuesto es
como un signo de una supuesta belleza que me parece del mismo orden que
las segundas palabras.
Cuando hay una sucesión de adjetivos, cuando no hay sustantivo que se
libre de un adjetivo, se vuelve un cliché que habría que derrotar.
Cambia mucho si uno usa un adjetivo a conciencia, para subrayar algo, para
producir un efecto, que si lo usa porque va saliendo así. Si se pone un
adjetivo en cinco líneas ese adjetivo tiene mucha fuerza, pero si a cada
sustantivo se le pone un adjetivo ya es como una costumbre, una formulación
que de tan repetida no va a decir nada.
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