El
profundo encuentro con el científico chileno Humberto
Maturana reverbera en el espacio de nuestra conciencia con
una peculiaridad única, la lucidez de sus palabras, la
sencillez de su conducta y su significativo interés por
explicarse. Asume que lo que dice se orienta desde una
mirada opuesta a la del sentido común, con una inversión
que no sólo abunda en originalidad sino también en
sentido. Desde su estudio de la percepción visual en los años
sesenta generó un cambio fundacional en la manera de
enfrentarse a la realidad, que para él, en oposición al
paradigma clásico, no se encuentra afuera e independiente
de las condiciones que la constituyen, es decir, del
observador. Su hallazgo, que se expresa biológicamente en términos
de que el sistema nervioso opera como un circuito cerrado
haciendo correlaciones internas, y eso tiene consecuencias
biológicas y epistemológicas severas que redefinen en su
totalidad a los seres vivientes, entregando una mirada nueva
sobre todos los aspectos del ser humano, apoyada por
conceptos científicas que ha ido desarrollando, tales como
la Ontología del Observador, Determinismo Estructural y
Autopoiesis, las que lo han transformado en un referente común
para científicos y filósofos.
Actualmente lo encontramos trabajando
en el Instituto de Formación Matríztica que fundó junto a
Ximena Dávila, donde pretenden abrir un espacio de reflexión
y estudio de la naturaleza biológica y psíquica del ser
humano y dar una formación en la Biología del Conocer y la
Biología del Amar desde una visión dinámica de lo humano.
Un
circuito cerrado
- ¿Cómo pasó usted desde el estudio de la
neurofisiología de la percepción visual a desarrollar una
teoría explicativa unitaria de los seres vivos?
"Me
encontraba estudiando la percepción, en particular la
percepción visual, y hacía tiempo estaba procurando
contestar la siguiente pregunta: ¿qué se origina cuando se
originan los seres vivos hace cuatro mil millones de años?
En esos años (1960) la percepción visual y el estudio de
la visión de colores estaban orientados según una visión
canónica. El primer punto central de esta pregunta, para mí,
fue cuando me pregunté ¿qué criterio uso yo para
responder a esta pregunta? Y fue entonces cuando mi pregunta
se convirtió en mi respuesta, pues ahí entró en juego la
cuestión del observador. Cuando uno hace una pregunta, en
alguna medida uno tiene una idea de la respuesta, tiene
ciertos a priori en los que se basa la pregunta. Cuando uno
está haciendo un trabajo y no resulta lo que uno espera que
pase, uno puede hacer modificaciones dentro del mismo
espacio que está definido por la pregunta o puede cambiar
los a priori o los fundamentos desde donde se hace la
pregunta misma. Esto es lo más difícil de todo porque en
general uno no hace eso".
- Y al cambiar el fundamento de su investigación
cambió el paradigma de ésta.
"Sí, pero en ese momento no estaba pensado como cambio
de paradigma. Cambio de paradigma es un comentario del
observador. Uno se da cuenta de que algo de lo que está
haciendo debe ser hecho de otra manera y eso no es fácil
porque implica que hay que dejar de lado todo el
planteamiento implícito y explícito previo. Yo lo que hice
fue dejar de preguntarme si era posible correlacionar la
actividad de la retina con la composición espectral de los
colores. El juego del pensamiento va por un cambio en el
entendimiento de la configuración relacional en la cual uno
se encuentra y ese cambio de entendimiento requiere toda la
historia previa porque no es una deducción lógica, sino
que es un cambio de mirada que no se deduce de la situación
anterior. La pregunta que hice supuso un cambio
absolutamente radical ¿Se correlacionará la actividad de
la retina con el nombre del color? El nombre es algo
arbitrario, pero el nombre al mismo tiempo connota una
experiencia que el observador tiene. Entonces la pregunta
puede reformularse de esta manera: ¿se correlacionará la
actividad de la retina con la experiencia que está teniendo
el observador de la experiencia cromática?"
- Entonces lo que hizo fue explicar la actividad del
sistema nervioso en relación consigo mismo, operando como
un circuito cerrado. ¿Cómo es posible que haya formulado
un cambio de fundamento en su propia experiencia de analizar
el problema?
"Es muy fácil, bueno, a posteriori la explicación es
muy fácil. Resulta que uno tiene experiencias cotidianas
que llamamos ilusiones, en las cuales uno le pone el mismo
nombre a situaciones que de otra manera son distintas".
"Cuando usted va por la calle y saluda a un amigo
"Hola Juan" y un momento después se da cuenta de
que no es Juan, cuando estaba saludando a Juan usted
saludaba a Juan, y su experiencia en ese momento es
absolutamente válida en relación a Juan, sólo que después
la invalida y la reconoce como un error. La pregunta vendría
a ser ¿qué le está pasando a usted cuando está saludando
a este Juan, que después va a declarar una ilusión, igual
que cuando saluda al Juan que no es una ilusión? Y la
respuesta, en relación al tema con los colores, se puede
manejar experimentalmente y eso fue lo que yo hice. Cuando
yo veo un color que es una sombra cromática, lo que los sicólogos
llaman una ilusión cromática, lo que hago (por ejemplo) es
ver verde donde solamente hay luz blanca, y ese verde que yo
veo tiene el mismo nombre que le pongo a una hoja verde de
un árbol que, analizada espectralmente, tiene un fluir de
onda que corrientemente en un espectroscopio veríamos como
verde. Entonces lo que ocurre es que estamos poniéndoles el
mismo nombre a dos situaciones que desde el punto de vista
de la física son distintas".
"El color que yo veo verde en el ejemplo de la ilusión
cromática si lo analizo con el espectroscopio es luz
blanca, en cambio la hoja del árbol que veo verde si la
miro con el espectroscopio tiene un predominio de una cierta
longitud de onda que cuando la separo se ve verde. Entonces
plan- tear que se relaciona la actividad de la retina con el
nombre del color es una cuestión que está mucho más
cercana a la situación experiencial que la otra: de si se
correlaciona la actividad de la retina con la composición
de la luz. Pero el cambio fundamental está en que me debo
preguntar ¿qué está pasando con el observador? Este es el
gran cambio, porque significa hacerse cargo de que cuando
usted tiene una experiencia que después descalifica como
ilusión, está viviendo algo como válido en el momento de
vivirlo, y al mismo tiempo esto demuestra que uno no ve una
cosa externa y que lo que hace son correlaciones internas.
De ahí es de donde viene la noción del sistema nervioso
haciendo correlaciones internas. Lo interesante es que si
uno toma en serio este vuelco absoluto, el mundo se empieza
a ordenar de otra manera, respondiendo y resolviendo temas
que no eran solubles antes. Es un marco que permite explicar
todo lo que antes no se podía explicar en relación al
sistema nervioso".
"Objetividad"
-
Con el entendimiento que usted tiene del fenómeno de la
percepción, ¿en qué lugar pondría la noción de
objetividad?
"La objetividad es un argumento explicativo. La
objetividad es una noción explicativa de la noción que uno
propone para explicar las coherencias de su hacer. Las
coherencias de mi hacer se fundan en el hecho de que yo me
apoyo en una realidad externa, pero la noción de realidad
externa no la puedo sostener si tomo en serio esto de que en
la experiencia misma yo no sé si lo que estoy viviendo es
una ilusión o no".
"En la visión tradicional, incluso en la kantiana, uno
supone a priori que hay un en sí o una realidad
independiente de mí; lo que yo estoy diciendo es que la
noción de en sí no tiene sentido porque pertenece al
espacio experiencial, es decir, a lo que yo hago con mi
pensar y con mi hacer siendo un sistema cerrado; y que como
organismo y como sistema nervioso soy un sistema cerrado,
quiere decir que la objetividad es una noción o un concepto
que uno inventa para hacer referencia a ciertas preguntas
que uno se hace, pero todo lo que uno hace no pertenece de
ninguna manera a un en sí, sino a una forma de relacionarse
con otros seres humanos".
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Foto:Raúl Bravo)
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¿Cuáles son los efectos de esta inversión ontológica?
"En el momento en que usted se hace cargo de que en la
experiencia no sabe si lo que está viviendo como válido en
un momento lo va a descalificar después como una ilusión o
como un error, y si usted acepta eso, no como una falla,
sino como una condición constitutiva de su operar, entonces
ya hizo un cambio porque va a seguir las consecuencias de
aceptar eso no como una falla sino como una condición
constitutiva de su operar. Para la tradición el error ha
sido tratado como falla porque ni los científicos ni los
filósofos se han detenido a hacerse cargo de que el error
es una experiencia que se vive como válida y que sólo
después es descalificada como error, entonces el error no
es una falla, es solamente una falla si yo supongo que hay
una realidad independiente".
- Usted dice que la autoconcencia, la identidad o el yo,
es un fenómeno social derivado de la existencia humana en
el lenguaje. Si la autoconciencia surge en el espacio
relacional en el que se inscribe el lenguaje ¿qué ocurre
con la conciencia anterior a la identidad?
"No existe, lo que ocurre es que nosotros en la mayoría
de los idiomas tratamos la conciencia como un objeto y no
nos percatamos de que es un proceso del cual no podemos
hablar, pero sí podemos connotar que está ocurriendo bajo
ciertas circunstancias que lo constituyen. La conciencia es
un fenómeno relacional. Sin cerebro no podemos tener esta
conversación, pero la conversación no se da en el cerebro,
se da en el fluir de la interacción del espacio relacional.
No existe un ente con independencia de las condiciones que
lo constituyen. El yo surge en un entrecruzamiento de redes
de operaciones en las cuales conservo una cierta distinción
que como observador hago sobre esto que yo estoy conservando
como una cierta configuración de la dinámica relacional.
La dinámica interna de un sistema y la dinámica relacional
del sistema como totalidad pertenecen a dominios disjuntos.
No se puede deducir lo que pasa adentro de un sistema por lo
que pasa afuera del sistema y viceversa, porque no son
deducibles mutuamente a menos que usted sepa, y entonces lo
que usted hace es una correlación, y una correlación no es
una deducción lógica, es una relación que establece un
observador entre dos dominios distintos".
Relación y tiempo
- La filosofía tradicional ha entendido la relación
como una categoría del entendimiento. ¿Cuál es el status
ontológico que usted le da a la relación en su teoría?
"No haría una calificación a nivel de status ontológico,
una clasificación a nivel de status ontológico se refiere
al ser ¿cuál es el ser de la conciencia? ¿cuál es el ser
de la conversación o de la relación? Y eso es literatura,
es un modo de generar la configuración reflexiva con entes
que han surgido allí en la conversación. La conciencia cómo
un fenómeno relacional ocurre en nuestro operar como seres
vivos en el sentido en que es una distinción que nosotros
hacemos sobre cómo operamos en el lenguaje. Operamos en el
lenguaje haciendo coordinaciones de coordinaciones
conductuales y entre otras distinguimos esto que llamamos el
estar haciendo una reflexión sobre lo que estamos haciendo,
que es haciendo una reflexión sobre lo que estamos
haciendo. Esto no es un juego de palabras, es una reflexión
sobre cómo hacemos lo que hacemos".
"En la filosofía tradicional no nos preguntamos cómo
hacemos lo que hacemos sino que preguntamos por el ser. La
pregunta que yo me hago ¿Cómo hago lo que hago como
observador? es una pregunta filosófica porque pregunta por
el fundamento de lo que hago, pero es una pregunta que no
tiene una respuesta filosófica, pero que sí tiene una
respuesta biológica".
- Usted dice también que parte de nuestra
incomprensión existencial se debe a nuestra ausencia de
comprensión del tiempo, y de comprender la temporalidad
como una dimensión del Universo.
"Lo que ocurre es que el tiempo es una noción que el
observador inventa para hacer referencia a la distinción de
una observación de procesos. Cuando Albert Einstein habla
de las cuatro dimensiones del espacio está poniendo el
tiempo como una dimensión igual que el largo, el ancho y el
alto, pero lo que yo sostengo es que el tiempo no es una
magnitud física. El tiempo es una noción que el observador
configura para hacer referencia a la unidireccionalidad de
los procesos o a una comparación de un fluir de procesos
con otro fluir de procesos, fluidez de los procesos que se
da siempre en un presente constante".
* Humberto Maturana Biólogo, Profesor de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de Chile, Premio Nacional de
Ciencias. Ha desarrollado un nuevo modo de comprender las
ciencias en la unidad de una teoría que abarca al ser
viviente en su totalidad. Entre sus obras más destacadas se
encuentran "Biología de Emocionar", "La
Objetividad, un argumento para obligar", "El
sentido de lo Humano".
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