Resumen
Durante la década de 1990
Buenos Aires experimenta transformaciones socioterritoriales
de trascendencia que pueden ser relacionadas de manera
directa o indirecta con las estudiadas en la literatura que
enfoca el fenómeno de la «ciudad global», mostrando, sin
embargo, características específicas que son analizadas en
el trabajo. El análisis se centra en aquellos procesos que
provocan fuertes cambios en el «mapa social»
metropolitano, tanto los producidos en su casco central como
en su extensa región metropolitana, prestando especial
atención al fenómeno al que se ha denominado la «suburbanización
de las élites», que en Buenos Aires se produce de
manera importante y acelerada durante los años noventa,
pero que cronológicamente resulta un proceso tardío si lo
comparamos con fenómenos de características más o menos
similares producidos en otras metrópolis tanto de los
Estados Unidos como de Latinoamérica.
Palabras clave: Buenos
Aires; Suburbanización; Segregación residencial; Barrios
Cerrados.
1. Introducción
1.1 Aspectos generales: el
contexto global
Las importantes
transformaciones socioterritoriales que comienzan a
experimentarse en Buenos Aires en la década de 1980 y que
se acentúan drásticamente durante la década subsiguiente,
constituyen un fenómeno de magnitud que ha concitado el
interés no sólo del mundo académico sino también de los
actores políticos urbanos, de los grupos de intereses específicos
y del público en general, lo que repercute en el
tratamiento que se ha dado al tema en varios eventos científicos
realizados2 y en la cobertura otorgada por los
periódicos de mayor circulación y por publicaciones
especializadas.
Esos fenómenos, aunque
algunas veces son tratados desde una perspectiva local,
responden a una lógica de mayor alcance íntimamente
relacionada con los procesos interrelacionados de
globalización de la economía, la sociedad y la cultura (Casariego
Ramírez, 1995) y, en particular, con el tratamiento
académico que se ha dado al fenómeno del surgimiento de
una red de «ciudades globales».
Buenos Aires participa de
muchas de las características que la literatura atribuye a
las «ciudades globales», pero lo hace de manera específica,
condicionada básicamente por dos situaciones: por una
parte, su posición en la red global (que podría definirse
como «semiperiférica» y que algunos califican como sólo
de alcance «regional» -Borja
y Castells, 1997-) y, por otra, por características
específicas de su desarrollo histórico que han dejado una
fuerte impronta en su actual estructura socioterritorial.
En relación con el contexto
global, los trabajos de John Friedmann de mediados de la década
de 1980 en los que enunciaba la «hipótesis de la ciudad
global» (Friedmann,
1986 y 1995)
tuvieron un impacto académico de gran magnitud y fueron
seguidos por numerosos otros trabajos que, aunque retomaban
lo fundamental de esa hipótesis, seguían líneas específicas
de investigación. Entre esos trabajos, los que contienen
los aportes que permiten de manera más consistente
relacionar los principios más generales de esas hipótesis
con el urbanismo de las «ciudades globales» son, en primer
lugar, los de Saskia
Sassen (1994 y 1999)
y, posteriormente, los de Borja
y Castells (1997).
Sassen
(1999) considera que en primer lugar la crisis de los años
setenta3 y específicamente
la de los años ochenta4
producen cambios en la geografía y la composición de la
economía global que se traducen en "una compleja
dualidad: una organización de la actividad económica espacialmente
dispersa pero a la vez globalmente integrada"
(p.29). Esta combinación de concentración y dispersión
crea un cuádruple rol estratégico para las grandes
ciudades: (1) se afianzan como puntos de comando desde los
que se organiza la economía mundial, (2) reemplazan a la
industria como sector económico dominante y se afianzan
también como localizaciones clave para las finanzas y las
empresas de servicios especializados, (3) acrecientan su
potencial para generar innovaciones vinculadas a esas mismas
actividades y (4) se convierten en los mercados
privilegiados para los productos y las innovaciones
producidas (p.30).
Sassen es categórica al negar
el carácter reduccionista que algunos podrían atribuir al
término «ciudad global», afirmando al mismo tiempo el carácter
interactivo que reviste la relación entre lo macroeconómico
y lo específicamente urbano: «Sin embargo, el término ciudad
global puede tornarse reduccionista y equívoco si
sugiere que las ciudades son meros resultados de una máquina
económica global. Esas ciudades son lugares específicos
cuyos espacios, dinámicas internas y estructura social son
relevantes; en realidad seremos capaces de entender el orden
global sólo analizando por qué las estructuras clave de la
economía global están situadas necesariamente en
las ciudades» (p.30). La explicación de esta necesidad
surge del hecho de que aunque ha habido dispersión
territorial de la actividad económica, no ha habido
descentralización alguna en la apropiación de beneficios,
lo que causa que el control y la gestión en el más alto
nivel se haya concentrado en unos pocos centros financieros
líderes. La autora citada sostiene «que es precisamente
porque la telecomunicación facilita la dispersión
territorial que la aglomeración de ciertas actividades
centralizadas se ha visto notablemente incrementada»
(p.31), refiriéndose con lo anterior tanto a la concentración
en las ciudades globales en su conjunto como a la que se
produce en el interior de ellas, en sus Distritos Centrales
de Negocios (CBD’s).
Otro aspecto importante que
complementa la línea argumentativa anterior es la afirmación
de que las ciudades globales no son sólo puntos nodales
para la coordinación de procesos sino también sitios
particulares de producción de aquellos servicios
especializados que posibilitan dirigir redes dispersas y de
innovaciones (financieras, relativas a la formación de
mercados, etc.). Sería entonces una función urbana
merecedora de especial atención en el contexto actual «la práctica
del control global», es decir «el trabajo de
producir y reproducir la organización y la gestión del
sistema de producción global y de un mercado global para
las finanzas» (p.32).
Analizando lo anterior desde
la perspectiva de la construcción histórica de la teoría
urbana, resulta de interés destacar que la afirmación de
que la «centralidad» y la «densidad» urbanas constituyen
factores causales decisivos en la producción y reproducción
de comportamientos «no tradicionales», «racionales» e «innovativos»,
hunde sus raíces en conceptos, tales como la «densidad
moral» de la que habla Durkheim (1898) o en la «forma de
vida» en las grandes metrópolis tal como es presentada por
Simmel (1950) o
por Wirth (1938)5.
De manera más directa, lo
anterior también remite a la reflexión sobre lo que «produce»
y «reproduce» la ciudad: recordemos que para Castells
(1973) es otro tipo de «reproducción» lo que
constituye una de las principales funciones distintivas de
la ciudad en las sociedades capitalistas avanzadas: lo que
este autor define como «la reproducción simple y ampliada
de la fuerza de trabajo» (p.298).
Desde una perspectiva aun más
amplia, puede decirse que la literatura que enfoca el
problema de la «ciudad global» alude a una abarcativa gama
de problemas: en economía, al «postfordismo»; en el campo
de los avances científico-tecnológicos, a la revolución
en las telecomu-nicadiones, y en el campo de la sociedad, lo
urbano, la cultura y el pensamiento en general al «postmodernismo»
y el «postestructuralismo» (Casariego
Ramírez, 1995).
En relación con los fenómenos
llamados de «polarización», es este un tema común a
todos los trabajos que abordan la problemática de la ciudad
global. En general, se constata que se está produciendo de
manera clara una doble polarización: (1) una relacionada
con la distribución del ingreso y (2) otra de magnitud
comparable relacionada con la distribución ocupacional de
los trabajadores. Esto implica que existe un mayor
crecimiento en los polos altos y bajos, lo que excluye a
muchos sectores medios y a los relacionados con las viejas
industrias, hoy en declive.
Además del incremento de la
oferta de empleos en el tramo superior de la escala de
ingresos, la autora citada observa que hay también una
vasta oferta de empleos de bajos salarios requeridos por los
procesos urbanos de «gentrificación» característicos de
los años ochenta y acentuados en los noventa, relacionados
con el surgimiento de nuevas zonas urbanas de interés, ya
sean éstas de carácter residencial o comercial y de
servicios especializados: «El incremento en el número de
restaurantes, casas y hoteles lujosos, locales de gastronomía,
boutiques y lavanderías especiales que ornamentan el nuevo
paisaje urbano ilustran esta tendencia» (Sassen,
1999: 36)6.
1.2 Los índices económicos
de la aglomeración Gran Buenos Aires en los noventa: los
procesos de «polarización»
Según una periodización en
la que coinciden varios estudios que abarcan los veinticinco
últimos años de evolución de la economía argentina,
puede hablarse de dos grandes ciclos: el primero se extiende
entre mediados de los años ’70 y fines de los ’80 y el
segundo durante la década de 1990. El primero es
caracterizado como «de transición» entre el modelo sustitutivo
de importaciones -que tuvo vigencia entre la década de
1930 y la de 1960- y el actual modelo, que es caracterizado
como «de economía abierta» y que, a partir de la década
de 1990 se convierte en hegemónico (luego del cambio político
que trajo consigo la promulgación de la Ley de Reforma del
Estado y de Emergencia Económica en 1989 y de la
implementación del Plan de Convertibilidad en 1991). Este
modelo se basa en «una amplia liberalización comercial y
financiera, la libre convertibilidad del peso a una tasa de
cambio baja y fija, acuerdos para el pago de la deuda
externa y la privatización de las empresas públicas» (Cimillo,
1999). La autora citada caracteriza sintéticamente este
período como «de economía abierta», contraponiéndolo al
anterior, de la siguiente manera: «El rápido crecimiento
del producto, la recuperación de la capacidad de acumulación,
el crecimiento de la productividad y la estabilidad de
precios fueron la contracara positiva [de esta nueva etapa].
En cambio, el fuerte aumento de la tasa de desocupación y
la precarización del empleo asalariado fueron los aspectos
más negativos» (p.178).
Esta periodización es
particularmente válida para la Aglomeración Gran Buenos
Aires, que contiene más de la tercera parte de la población
del país y concentra una proporción considerablemente
mayor (holgadamente la mayor parte) de la actividad económica
del país. Las transformaciones socioterritoriales que se
experimentan en Buenos Aires durante los años ’90 pueden
ser claramente enmarcadas en esa periodización.
Analicemos en primer lugar
algunos de los indicadores macroeconómicos que fundamentan
la periodización anterior, que se muestran en el cuadro
siguiente y en el gráfico construido a partir del mismo:
El cuadro muestra el
incremento de la tasa de actividad en el GBA6
entre 1990 y 1997 (luego de una práctica estabilidad
durante el período 1974-1980-1990). Este incremento está
acompañado por un incremento más acusado de la tasa de
precarización del empleo y también por incrementos de las
tasas de desocupación y subempleo. El cuadro pone
claramente en evidencia que en la aglomeración ha aumentado
la tasa de actividad (que se mide como un porcentaje
sobre el total de la población), acompañada por un
importante aumento de las tasas de desocupación y desempleo
(que se miden como porcentajes de la población económicamente
activa o PEA) y por un aumento aún mayor de la precarización
(que se mide como porcentaje del total de asalariados).
Como resumen, entonces, puede
decirse que en la aglomeración Gran Buenos Aires durante
los años noventa están presentes todos los elementos de un
importante proceso de polarización.
1.3 Cambios
socioterritoriales de Buenos Aires: el estado de la cuestión
Al finalizar la década de
1990 ya no era posible dudar que Buenos Aires había
experimentado transformaciones socioterri-toriales de
trascendencia que podían ser relacionadas de manera directa
o indirecta con procesos del tipo de los estudiados en la
literatura que enfoca el fenómeno de la «ciudad global».
En los varios eventos
realizados ya mencionados y en otras publicaciones, un
conjunto significativo de autores aborda de lleno esta
problemática, coincidiendo en muchas de las premisas y
conclusiones a las que se arriba, pero desarrollando
enfoques disciplinarios diferenciados y centros de interés
específicos. Antes de pasar a otros aspectos, y aun a
riesgo de incurrir en omisiones importantes, se hará a
continuación una breve mención de algunos de esos
trabajos:
Ciccolella
(1998) señala la declinación de las funciones
productivas de la ciudad, la que tiende a ser
reacondicionada en función de las lógicas del consumo y
los servicios avanzados, lo que la convierte en el locus
de la competitividad, que presenta las condiciones de
acumulación apropiadas para los grandes inversores y
empresarios, locales y externos. Destaca la relevancia de
las nuevas inversiones en Buenos Aires a partir de 1989,
alentadas con el nuevo clima favorable para estos
emprendimientos que se abre con el cambio político que se
traduce en la Ley de Convertibilidad y la de Reforma
del Estado. Las nuevas inversiones son en medida
importante inversiones extranjeras directas: las estima en
30.000 millones de dólares entre 1990 y 1996, habiéndose
concentrado principalmente en la Región Metropolitana de
Buenos Aires. Señala que, simultáneamente, el Estado
disminuye sus acciones directas sobre el territorio y pasa a
actuar como acondicionador y promotor, destacando que
durante los noventa se han completado 150 Km. de nuevas
autopistas y remodelado y ampliado las existentes, habiéndose
también realizado inversiones del orden de los 4.000
millones de dólares en nuevas urbanizaciones privadas en la
Región Metropolitana de Buenos Aires (30.000 Has. y 4
millones de metros cuadrados construidos). A lo anterior
debe agregarse la hotelería internacional (900 millones de
dólares), las nuevas sedes empresariales con «edificios
inteligentes» que generan «imágenes emblemáticas del
poder económico» (500 millones de dólares) y los grandes
espacios de consumo (malls, shopping centers,
hipermercados).
Clichevsky
(2000, 2000a
-en prensa-), analiza la nueva dinámica inmobiliaria de los
noventa señalando que la estabilidad monetaria desde 1991,
el hecho de que la Argentina brinde posibilidades de
rentabilidad mayores que otros países (incluido Estados
Unidos), y las escasas regulaciones estatales relativas a la
subdivisión de tierras, constituyó un conjunto de factores
que impulsaron el incremento de capital en el sector
inmobiliario. El influjo de capital, los cambios tecnológicos
y el agravamiento de los problemas de violencia urbana y
seguridad -sostiene la autora- han provocado grandes cambios
en la configuración urbana: los sectores de altos ingresos,
que habitaban parte de la «primera corona», o bien vuelven
al centro, en torres de lujo, o bien se alejan encerrándose
en «Clubes de Campo» exclusivos y en «Barrios Cerrados».
Esto ha resultado en una periferia ocupada tanto por los
sectores pobres como por los ricos. Los sectores de altos
ingresos se segregan, así, de los de medios ingresos en
descenso y de los de bajos ingresos, algunos de los cuales
han descendido a la indigencia.
Torres
(1993, 1998,
1999) estudia
los cambios en la «estructura socioterritorial» de la
aglomeración, principalmente a partir de la elaboración,
análisis e interpretación de fuentes censales de períodos
sucesivos. Detecta a comienzos de los noventa el fenómeno
(nuevo en Buenos Aires) de la suburbanización de los grupos
de más altos ingresos, al que denomina «la suburbanización
de las élites» (y que estaba produciendo fuertes
cambios en el tipo de «tensión centro-periferia» que había
caracterizado hasta entonces a la ciudad), señalando que
este fenómeno se manifiesta de manera tardía en Buenos
Aires en comparación con otras ciudades. Compara este fenómeno
por su importancia con otros dos grandes procesos de
suburbanización de la ciudad (el de principios del siglo XX
-«del centro a los barrios», estudiado por Scobie
(1977) y Torres
(1975)- y el de las décadas de 1940, 1950 y 1960
(nuevos migrantes internos que se asientan en zonas periféricas
de «loteos económicos»). En el contexto de la evolución
del «mapa social» de la ciudad, destaca la importancia que
tuvieron en el proceso de suburbanización los fuertes
subsidios que abarataron radicalmente el costo del
transporte suburbano nacionalizado en 1947-19488,
facilitando de esta manera los desplazamientos cotidianos
residencia-trabajo de los trabajadores urbanos y la
realización de "loteos económicos" en toda la
periferia.
Varios otros autores, desde
otras perspectivas, tratan de manera central los «loteos
económicos» (principalmente Clichevsky,
1975, y Clichevsky,
Prévôt-Schapira y Schneier, 1990); en el primer caso,
el interés se centra en el estudio del mercado de tierras y
sus agentes, abordando teóricamente la teoría de la renta
urbana e intentando establecer los problemas que presenta su
aplicación al caso de Buenos Aires.
Torres
(1993) sostiene que el transporte urbano extremadamente
barato por las razones antedichas, habría constituido en
los hechos un subsidio, también «implícito», a la tierra
residencial suburbana (sin servicios y donde no se aplicaban
en la práctica controles urbanísticos), lo que habría
sido capitalizado por los trabajadores urbanos que estaban
afluyendo masivamente a la aglomeración en el contexto del
proceso de industrialización sustitutivo de importaciones,
adquiriendo muchos de ellos lotes a largos plazos (sin
indexar), lo que les permitía autoconstruir sus viviendas.
La eliminación paulatina de ese subsidio hasta su práctica
eliminación a lo largo de la década de 1990, cuando los
ferrocarriles suburbanos son concesionados, contribuiría
también a explicar las nuevas formas de suburbanización,
que ahora no se desarrollan dentro del perímetro de
influencia de la extensa red de ferrocarriles suburbanos de
Buenos Aires sino fuera de él, en los ejes de influencia de
las nuevas autopistas, no siendo ahora sus protagonistas los
trabajadores urbanos sino, por el contrario, los grupos de más
altos ingresos. Torres
(1998) sostiene que la existencia de esta importante
suburbanización previa, tuvo un peso considerable en cuanto
a personas involucradas y superficie ocupada y también por
su perdurable consolidación en la estructura y el tejido
urbanos, constituyendo factores que condicionaron
fuertemente en Buenos Aires las nuevas formas adoptadas por
la «suburbanización de las élites» de los
noventa.
Mignaqui
(1998) estudia detalladamente la dinámica inmobiliaria
durante los noventa (una «modernización excluyente»),
proceso que califica como un «boom» inmobiliario
-que contrasta con el estancamiento de los ochenta- en el
que la localización de la inversión privada se centra
preferentemente en las áreas centrales y a lo largo del
borde costero del Río de la Plata y de las principales
autopistas. En las áreas centrales se amplían y modernizan
algunos distritos, localizándose actividades de comando,
gestión empresarial y hotelería internacional; además de
producirse nuevos desarrollos residenciales tales como los
«countries en altura» y los «lofts» y «reciclajes»,
estos últimos ligados a procesos de «gentrificación». En
la periferia de la Región Metropolitana tiene lugar el
desarrollo de los «countries», «barrios cerrados»,
«marinas», etc., además del traslado de sedes
empresariales y el establecimiento de grandes centros de
servicios («shopping centers», «hipermercados»,
«megacentros» de entretenimientos». Como factor que
facilita -o aun posibilita- los desarrollos anteriores, la
autora destaca la flexibilización de las normas urbanísticas
y de ordenamiento territorial, refiriéndose en particular
al Código de Planeamiento Urbano de 1990 y sus numerosas
excepciones y a las modificaciones -más permisivas- de la
Ley 8912 de ordenamiento territorial de la Provincia de
Buenos Aires.
De manera relacionada con el
trabajo anterior, Szajnberg
(en prensa), concentra su atención en un detallado
estudio de la zona norte (Municipios de Pilar y Tigre) para
abordar luego un estudio generalizado de los cambios de
tendencias en la organización del espacio residencial
metropolitano y las tendencias hacia la «recentralización»
y la «suburbanización de las élites». Para Pilar
y Tigre calcula que la oferta residencial involucra
potencialmente casi el 70% de la oferta total para
urbanizaciones cerradas en la aglomeración (que estima
tiene un potencial de más de medio millón de personas);
discute el «mito» de que las urbanizaciones cerradas
generen automáticamente desarrollo económico local pero
admite como un hecho que el sistema de centralidades
metropolitano está experimentando un proceso de cambio y
reactivación (apertura en la zona norte de colegios,
supermercados, cines, restaurantes y oficinas) que la autora
releva en detalle para las municipalidades que estudia. Señala
también que los gobiernos municipales alientan verdaderas
políticas de «marketing» urbano y tienden a dejar
de lado las funciones de regulación que les competen,
observando que las nuevas centralidades se vinculan en
realidad al «mapa de inversiones del sector privado»,
concluyendo que «los viejos centros intentarían adaptarse
a un nuevo rol en el sistema de subcentros mientras que los
nuevos tenderían a prescindir de todo contacto con los
anteriores», lo que implicaría «la duplicidad
contradictoria de un modelo territorial que recrudece la
escisión entre el espacio de los ricos y el de los pobres».
Prévôt-Schapira
(2000) estudia la «ciudad fragmentada» en América
Latina, que sustituye a la más tradicional «ciudad orgánica»
que caracterizaba a la región, aumentando la polarización
espacial; en el caso de Buenos Aires, ciudad especialmente
estudiada por la autora, señala la incidencia particular de
la erosión del «pacto social populista» (que convertía a
las ciudades en un ámbito de integración durante los años
de mayor crecimiento), lo que da lugar a la desaparición
del funcionamiento global metropolitano en favor del
protagonismo de pequeñas unidades y el empobrecimiento del continuum
espacial.
2. La transformación de
los patrones residenciales de la aglomeración en los
noventa
2.1 Antecedentes: la
complejidad jurisdiccional de la aglomeración Gran Buenos
Aires
La Aglomeración Gran
Buenos Aires (ver Fig.
1) configura una suerte de semicírculo en el que el diámetro
(de casi 100 Km.) es la costa del Río de la Plata
continuada con el límite del Delta del Río Paraná. La
aglomeración constituye una «entidad urbana», tanto desde
el punto de vista funcional (es el ámbito de los
desplazamientos cotidianos de la población, en particular
los movimientos pendulares residencia-trabajo) como desde el
punto de vista físico (constituye una «mancha urbana» sin
soluciones importantes de continuidad)9.
Sin embargo, esta entidad urbana "real" no lo es
desde el punto de vista jurídico por hallarse fragmentada
en varias jurisdicciones de distinto nivel: nacional,
provincial y municipal.
Los censos argentinos de 1947
y 1960 comienzan a reconocer para fines estadísticos la
existencia del "Gran Buenos Aires". Pero es recién
a partir de 1970 que el Instituto Nacional de Estadística y
Censos (INDEC) adopta criterios teórico-metodológicos que
le permiten delimitar lo que denomina la "Aglomeración
Gran Buenos Aires" que, para los fines censales,
constituye una sola "localidad" (con 11.298.030
habs. en 1991, fecha del último censo nacional). Esta
"localidad", sin embargo está constituida por un
variado conjunto de jurisdicciones.
La principal de estas
jurisdicciones es la Ciudad de Buenos Aires (casco
central de la aglomeración, con 2.965.403 habs. en 1991),
que es la Capital federal de la República y, en
consecuencia, la sede del Gobierno Nacional. La Ciudad de
Buenos Aires (o Capital federal), que antes de
1994 era un municipio que dependía para su gobierno del
Gobierno Nacional y, en particular, del Poder Ejecutivo
Nacional (que nombraba de manera directa al
"Intendente" de la ciudad), desde la reforma
constitucional de 1994 adquiere el rango de "ciudad autónoma"
y es también sede de su propio gobierno, con un "Jefe
de Gobierno" elegido por los ciudadanos de la Capital.
Fuera del polígono que limita
la Capital federal (la costa del Río de la Plata, el
trazado poligonal de la Avenida General Paz y el Riachuelo -ver
fig. 1-), nos
encontramos en territorio de la Provincia de Buenos Aires,
uno de los estados federales argentinos, que está dividido
en municipios (que en esta provincia se denominan
"Partidos"). La Provincia de Buenos Aires tiene su
propio gobierno cuya sede es la ciudad de La Plata, capital
de la provincia (a aproximadamente 60 Km. del centro de
Buenos Aires). La Plata es un municipio que, en conjunto con
otros dos (Berisso y Ensenada) constituyen para el INDEC
otra aglomeración: la Aglomeración Gran La Plata. En el último
censo (1991) esta aglomeración, aunque casi colindaba con
la Aglomeración Gran Buenos Aires, constituía una localidad
separada.
Aparte de lo anterior, el uso
ha impuesto la denominación de "primera corona" a
una corona semicircular alrededor de la Capital que se
extiende hasta aproximadamente 25 Km. del centro (y que
incorpora los municipios de la Provincia de Buenos Aires
colindantes con la Capital federal); se denomina
"segunda corona" a la corona semicircular
subsiguiente, que se extiende hasta aproximadamente 40 ó 50
Km. del centro y, finalmente, la más reciente "tercera
corona", que se extiende (con fluctuaciones) desde
aproximadamente los 40 Km. y avanza de manera rápida y
consistente, en particular durante los últimos años. Los municipios
de la Provincia de Buenos Aires próximos a la Capital
federal, dentro de los cuales se extiende la Aglomeración
Gran Buenos Aires, son usualmente clasificados según su
pertenencia a cada una de estas "coronas", sin que
esto implique ninguna pertenencia institucional.
Esta complejidad
jurisdiccional ha sido tratada por varios autores en relación
con las dificultades que presenta en varios niveles de análisis:
por una parte, en el ámbito político, de gestión urbana y
de representación ciudadana (ver Pírez,
1994) y, por otra, en el ámbito de la formulación de
planes urbanos.
Es importante observar que esa
misma complejidad, por su parte, parece ser en el actual
contexto una característica que facilita las actuales
tendencias hacia la fragmentación y la polarización.
2.2 Análisis de las
tendencias hacia la polarización residencial en la
aglomeración Gran Buenos Aires
2.2.1 Tendencias hacia la
polarización en el casco central de la aglomeración: la
ciudad de Buenos Aires (Capital federal)
- La evolución del mercado
formal
· Análisis
de los permisos de construcción
El cuadro
2 se refiere a la evolución de la cantidad de los
permisos de construcción y la superficie involucrada en los
mismos, correspondiente a la Ciudad de Buenos Aires -el
casco central de la aglomeración-, a la que, como ya se
dijo, también podemos referirnos como la Capital federal.
El cuadro muestra resultados particularmente elocuentes: si
bien la línea de tendencia de la evolución de los permisos
de construcción es claramente ascendente a lo largo de todo
el período, si se consideran separadamente ambas décadas,
el crecimiento es considerablemente más acusado (con
fluctuaciones) a partir de comienzos de la década de 1990,
lo que se pone en evidencia al superponer a la línea de
tendencia general otra curva trazada por el método «de la
media móvil» (ver gráfico
2).
Además, y de manera más
relevante, otros cuadros que analizan ese crecimiento
discriminan cuatro categorías de viviendas: «sencillas»,
«confortables», «lujosas» y «suntuosas». Así, se pone
en evidencia que son las viviendas «suntuosas» las que más
crecen durante los noventa, mostrando una línea de
tendencia (calculada a partir de las series anuales de
valores) que asciende desde menos de 100.000 m2 anuales a
comienzos de la década hasta más de 300.000 a fines de la
misma; la línea de tendencia de las viviendas «sencillas»,
en cambio, es horizontal y se mantiene en 300.000 m2 anuales
a todo lo largo del período (Torres
y Furlong, 2000).
De todo lo anterior, entonces,
puede concluirse que sin lugar a dudas, la actividad
constructiva de viviendas dentro del mercado formal en la
Capital federal estuvo claramente dirigida, de manera
creciente durante el período estudiado, hacia los grupos de
más altos ingresos.
· Análisis
de una encuesta
La comparación entre dos
encuestas municipales sobre situación habitacional, una
realizada en 1982 (para estudiar la situación habitacional
de la ciudad en esa fecha) y la otra en 2000 (replicando la
anterior para estudiar los cambios producidos), arroja
resultados interesantes en relación con las tendencias
hacia la polarización del mercado residencial formal de la
Capital federal (Torres
y Furlong, 2000).
Esencialmente, la principal
tendencia encontrada es la siguiente: las áreas de mejor
nivel (centro-norte) aumentan su proporción de estratos
altos y disminuyen la de sus estratos medios; es decir, son
algo más «exclusivas» en la segunda fecha que en la
primera. Si en lugar de las áreas urbanas son considerados
como unidades de análisis un conjunto de tipos
residenciales, se arriba a la misma conclusión:
aumentan los tipo de alta calidad y nivel y disminuyen los
que corresponden a tipos residenciales de categoría estándar
o media y tienen ocupantes de nivel socioeco-nómico medio.
- La evolución fuera del
mercado formal: las «villas miseria» y otras formas de
vivienda sub-estándar
Las tendencias hacia la
polarización residencial de la Capital federal se ven
considerablemente reforzadas si analizamos la situación
existente fuera del mercado formal, en particular la mejor
estudiada de las situaciones de este tipo: las «villas
miseria».
Según estadísticas
compiladas en fuentes municipales10,
las personas habitando en "villas" en junio de
198311
eran 11.157; en el período 1987-1990 se registran 39.897 y,
finalmente, en el período 1993-1995 ese número asciende a
59.977.
Las casas de inquilinato
(los tradicionales «conventillos», que tuvieron su auge a
fines del siglo XIX y comienzos del XX) siguieron una
tendencia decreciente desde la década de 1950 (315.200
personas en 1958; 11,4% de la población de la Capital)
hasta la década de 1980 (46.000 personas -estimadas- en
1986; 1,64% de la población de la Capital) para luego
aumentar hasta comienzos de la década de 1990 (69.324
personas en 1991; 2,33% de la población de la Capital) (Pastrana
y otros, 1995: p.11).
Las personas que residían de
manera permanente en los llamados «hoteles y pensiones» («hoteles»
en ínfimas condiciones de habitabilidad que devienen
residencias permanentes) era computada en 1991 en poco más
de 65.000 (2,2% de la población de la Capital) (Pastrana
y otros, p.12).
A lo anterior debería
agregarse también la población residiendo en «casas
tomadas». Su número resulta difícil de estimar aunque
algunas fuentes la estiman digna de consideración (Cuenya,
1998, citando al Movimiento de Ocupantes e Inquilinos).
Como escueto resumen de todo
lo anterior, entonces, la Capital Federal, casco central de
la Aglomeración Gran Buenos Aires, experimentó durante la
década de 1990 un claro proceso de polarización. Por una
parte, se produce un importante incremento de la actividad
constructiva residencial en el mercado formal, dirigida
principalmente a las viviendas «suntuosas»; al mismo
tiempo, las viviendas estándar con población de nivel
socioeconómico medio no aumentan sensiblemente su proporción
y, de igual manera, la población de bajo nivel socioeconómico
pero con viviendas en el mercado formal se mantiene también
estable. Fuera del mercado formal, en cambio, la cantidad de
población de nivel socioeconómico más bajo que reside en
«villas» aumenta considerablemente desde fines de la década
de 1980 hasta mediados de la de 1990 (y lo sigue haciendo).
2.2.2 Tendencias a la
polarización en el resto de la Aglomeración Gran Buenos
Aires (fuera de la Capital federal): la suburbanización de
las élites
- Evolución de las
urbanizaciones cerradas
En los noventa se profundiza
una tendencia en constante incremento -que comienza débilmente
en los ochenta- hacia lo que denominaremos genéricamente «urbanizaciones
cerradas» (UC) aunque incluyen varias formas diferenciadas
entre sí que distinguiremos siguiendo las denominaciones
usadas en guías inmobiliarias especializadas: los «clubes
de campo» (o, como se los denomina usualmente, «country-clubs»),
los «barrios cerrados», los «clubes de chacra» y los «mega-emprendimientos.»
Como el censo programado para
2001 no ha sido aún realizado (y su realización y
posterior procesamiento y análisis tomará un tiempo difícil
de estimar pero seguramente prolongado), para estudiar la
evolución de este fenómeno que comienza débilmente en los
ochenta y experimenta una explosiva expansión durante los
noventa, es necesario recurrir al manejo de información no
censal (con excepción de la Encuesta Permanente de Hogares
-EPH- que provee series mensuales).
Se ha estudiado aquí en
particular el análisis de la oferta en periódicos (Clarín
y La Nación), en guías especializadas, y en otras fuentes.
A comienzos de los noventa la oferta periodística cubría
unas pocas páginas (usualmente dos) de un día específico
(los sábados) y la información era de difícil
sistematización aunque incluía el listado de todos los
emprendimientos, sus nombres, sus localizaciones y sus
principales características. A partir de mediados de la década
ambos periódicos incorporan un suplemento especial dedicado
a «Countries» (aludiendo genéricamente a todas las
UC), normalmente de quince páginas o más, con información
completa y cartografía detallada de la ubicación de las
UC, discriminando sus distintos tipos. Por otra parte, la guía
especializada ya mencionada, que aquí se ha utilizado
preferentemente,12
de aparición mucho más reciente, constituye en su última
entrega (4a. edición, 2001) un volumen de 130 páginas que
incluye información completa sobre los distintos
emprendimientos, sus características, los servicios que
presta, la infraestructura deportiva, su ubicación, las
rutas de acceso e información complementaria variada. Además
provee cartografía completa tanto en general como en
detalle para cada caso específico. Sin duda, esta rápida
evolución ascendente de los medios de difundir la oferta de
este submercado constituye un claro indicador de la
vitalidad creciente del mismo.
Las figuras 2
y 3
-y el cuadro
5 que
las acompaña- fueron construidos a partir del volcado de la
información obtenida de las fuentes ya mencionadas en un
sistema de información geográfica (SIG). Los registros
de la base de datos utilizada en el sistema representan los
emprendimientos y los campos sus varias características
consideradas como variables).
- Expansión de las
urbanizaciones cerradas entre 1991 y 2001
La Figura
2 muestra
un mapa de la expansión de las UC, tomadas genéricamente
en todos sus tipos, entre 1990-1991 y 2001 (a partir del análisis
de dos periódicos: Clarín y La Nación). En
1990-1991 se registraron 91 emprendimientos diferenciados
mientras que en 2001 se contaron 461.
El mapa pone en evidencia los
siguientes aspectos:
· Las
UC se agrupan invariablemente a lo largo de las principales
autopistas (las nuevas y las anteriores ampliadas) dejando
de lado el patrón anterior de suburbanización, que se
desarrollaba exclusivamente dentro del ámbito de alcance
del ferrocarril suburbano, en particular dentro del polígono
imaginario formado tomando como vértices a las estaciones
terminales de las seis principales líneas.
· Si
bien las UC siguen a las autopistas, no se encuentran a la
vera de ellas sino en zonas intersticiales próximas, muchas
veces superponiéndose y entrando potencialmente en
conflicto con zonas modestas de tejido urbano regular
(viejos loteos económicos) o con «villas» periféricas.
· Las
UC se concentran masivamente en el sector norte, donde, por
una parte, también se ha desarrollado el sector más
articulado de autopistas (el «Acceso Norte» con sus
distintas ramas) cuya construcción comenzó en la década
de 1960) y, por otra parte, constituye el eje metropolitano
predominante en cuanto al nivel socioeco-nómico de sus
habitantes.
· Del
cuadro
5 surge
la distancia promedio al centro de las UC de cada partido y
la correspondiente a la aglomeración en su conjunto. El cálculo
de esta última distancia arroja la cifra de 49 Km., lo que
confirma que constituyen el elemento predominante de la «tercera
corona».
- Distribución de las
urbanizaciones cerradas por tamaño, tipo y otras características
en 2001
La figura
3 incluye
el mapa que muestra sólo los registros con información
completa (tomados de la guía mencionada), que representan
un conjunto algo menor, 342 casos. La información con la
que se cuenta para este último conjunto es la siguiente:
tipo de UC, tamaño en hectáreas, cantidad de parcelas y
viviendas (discriminando casas y departamentos), cantidad de
viviendas de residencia permanente y de viviendas en
construcción, etc. En el mapa cada UC está representada
por un círculo cuya superficie es proporcional al tamaño
del emprendimiento, medido por las hectáreas de terreno que
ocupa.
En la figura, esta información
fue superpuesta a una versión simplificada del «mapa
social» de la aglomeración de 1991, que divide los radios
censales (unidad espacial de análisis) en tres categorías
de «nivel sociohabitacional»: alto, medio y bajo (para una
versión completa de ese mapa, ver Torres,
1999). En el mapa que aquí se presenta se utilizan tres
gamas de grisado (obscuro, medio y claro) para representar,
respectivamente, los tres niveles sociohabitacionales (bajo,
medio y alto).
Del análisis del cuadro y el
mapa surge lo siguiente:
· En
el cuadro 5 los partidos se organizan de mayor a
menor por el número de emprendimientos. Esto permite ver
que los tres partidos que encabezan la lista -Pilar (104
emprendimientos), Tigre (43) y Escobar (33)- representan el
53% del total de los emprendimientos de la región. Esto es
una enorme concentración en sólo tres partidos colindantes
de la zona norte (comparar figuras 1,
2 y 3
con cuadro
5).
· En
cuanto al tamaño, en esa concentración no sólo están
masivamente representados los emprendimientos chicos y
medianos sino también los tres megaemprendimientos
registrados en la guía consultada (dos en Pilar -48 Km. del
centro- y uno en Tigre -31 Km.-). Los otros emprendimientos
de gran superficie que aparecen en la lista corresponden en
realidad a los «clubes de granja» y se localizan en
partidos más alejados: Luján y Exaltación de la Cruz
(ambos a 73 Km. del centro).
· En
cuanto a la residencia permanente en las UC, los porcentajes
más altos de viviendas permanentes sobre el total de
viviendas se produce en los partidos más cercanos: San
Isidro, a 22 Km. del centro (86%); San Fernando, a 24 Km.
(79%); Tigre, 31 Km.; (63%), Malvinas Argentinas, a 33 Km.
(61%).
· Finalmente,
la Figura 3
muestra con claridad que en las zonas de mayor
concentración ya mencionadas se produce una cohabitación
-que en los hechos resulta muchas veces conflictiva- entre
una multitud de nuevas urbanizaciones cerradas
pertenecientes a una amplia gama de tamaños y tipos, que
tienden a ocupar todos los intersticios dejados libres por
el desarrollo histórico del tejido regular (aman-zanado)
existente. Como puede verse en la figura este tejido regular
está ocupado por viviendas donde habitan hogares de nivel
socioeconómico bajo o medio-bajo.
2.2.3 Las variaciones de la
estructura y el tejido urbanos de la aglomeración entre
1970 y 2001 y los cambios en el «mapa social»
En la parte de la aglomeración
cuyo desarrollo es anterior a 1980 (básicamente la Capital
federal y parte de la 1a. y 2a. coronas), el «mapa social»
de la aglomeración construido a partir de información del
censo de 1991 muestra tres patrones socioterritoriales
característicos que se mantienen desde por lo menos la década
de 1940: (1) una preeminencia del norte sobre el sur, (2)
una preeminencia del centro sobre la periferia y (3) una
clara dominancia de los ejes principales sobre los espacios
intersticiales (ver: Torres,
1993, 1999).
Durante los años noventa, sin
embargo, y fundamentalmente en la «tercera corona», estos
patrones muestran nuevas tendencias muy diferentes de las
anteriores: no existe actualmente subdivisión alguna de
tierras con fines residenciales en Buenos Aires, en la
periferia externa de la aglomeración (a 40 y más kilómetros
del centro), que no esté dirigida a los sectores de más
alto poder adquisitivo, tendiendo cada vez más a extenderse
para abarcar también a los sectores medio-altos.
Como ya se dijo, los nuevos
emprendimientos corresponden al tipo «urbanización cerrada»
(UC) y se establecen en zonas previamente intersticiales
pero con acceso directo a la red principal de autopistas.
Su inserción en el tejido urbano marca cortes abruptos:
constituyen desarrollos "parquizados" de cuidado
diseño, viviendas suntuosas en emprendimientos de variadas
dimensiones (ver figura
3)
separados físicamente del tejido urbano circundante (loteos
económicos de los años cincuenta y sesenta, villas, viejos
centros urbanos) por medio de dispositivos de seguridad
(muros cerrados, puestos de vigilancia) que no sólo han
alterado partes importantes del paisaje urbano periférico
(en el sentido de crear y consolidar situaciones de enclave)
sino que han originado un número significativo de
conflictos sociales urbanos localizados. Antes de 1980 las
situaciones de enclave paradigmáticas en Buenos
Aires eran las «villas», los «enclaves de los más pobres»;
las UC constituyen en los noventa los nuevos enclaves
de los ricos.
Todas las mediciones de la
magnitud de la expansión del fenómeno de las
urbanizaciones cerradas muestran un extraordinario
crecimiento durante los años noventa:
En 1994 sólo 1450 familias
vivían en los nuevos desarrollos, llegando en agosto de
1996 a 4000.13
La consulta y análisis del documento reciente ya mencionado
muestra que existen actualmente 28.411 viviendas en UCs, de
las que 12.815 son viviendas de ocupación permanente. Una
estimación de la cantidad de habitantes realizada a partir
de estas cifras llevaría la cantidad total de ocupantes a
casi 80.000, de los cuales cerca de 35.000 serían
residentes permanentes.
2.2.4 Los actores sociales
involucrados y los conflictos planteados
Uno de los efectos de los
cambios económicos, sociales y políticos de los años
noventa en la Argentina consistió en la agudización de los
cortes existentes en el interior del amplio abanico de las
clases medias -cuyo peso es particularmente significativo en
Buenos Aires-, produciéndose una separación neta entre una
«clase media alta» (ejecutivos, profesionales exitosos) y
el resto de las clases medias (comerciantes y profesionales
medios, empleados públicos, etc. Son los primeros los que
forman la base del submercado residencial que en un primer
momento alimenta -en conjunto con otros grupos- el
submercado de las residencias secundarias de fin de semana («quintas»)
y luego deja estas por residencias también secundarias en
los «country clubs», más protegidos.14
Finalmente, en una etapa más reciente, la residencia
permanente dentro de la Capital (Centro, Barrio Norte,
Belgrano), constituida generalmente por un amplio piso de
lujo -encuadrado en la ley de "propiedad
horizontal"- y la residencia secundaria, son
reemplazadas por una residencia única en las urbanizaciones
cerradas. Este último desarrollo va acompañado de la
adopción de una tipología edilicia característica (más
amplia, lujosa y ostentosa) y de un cambio en los patrones
culturales y urbanos.
Las nuevas posibilidades y los
nuevos problemas que plantean las urbanizaciones cerradas
son de tal magnitud que han despertado el interés y la
preocupación de un amplio conjunto de actores, poniéndose
en evidencia situaciones conflictivas entre ellos.
Estos actores y sus reclamos
podrían dividirse en los siguientes grupos:
· Los
municipios externos de la aglomeración.
Importantes lobbies de
las instituciones municipales involucradas alientan muchas
veces los nuevos desarrollos, que son una fuente de mayor
recaudación impositiva local y de un aumento importante de
ciertas categorías de puestos de trabajo (trabajadores de
la construcción, personal de servicio, jardineros, etc.).
Como contrapartida, deben también enfrentar nuevas
situaciones conflictivas tales como las que son producidas
por la apropiación privada de espacios públicos por parte
de los desarrolladores, que los incorporan a las UC para que
puedan ser usadas solamente por los habitantes de los nuevos
emprendimientos, logrando de esta manera diseños amplios y
abiertos (aunque cercados), seguros, y al mismo tiempo en
contacto con la naturaleza.
· Los
antiguos habitantes de zonas próximas a los nuevos
desarrollos
Muchos de los viejos
habitantes de las zonas próximas a los lugares donde se
implantan los nuevos desarrollos protagonizan muchas veces
situaciones de conflicto abierto, en particular al oponerse
a la apropiación privada de espacios públicos que estaban
previstos en planes municipales como calles públicas, y que
los nuevos desarrollos incorporan -a veces de hecho- a sus
dominios. Esto produce perjuicios serios o molestias a los
viejos habitantes de las zonas involucradas, en particular
en relación con sus traslados habituales (por ejemplo los
realizados a pie o en bicicleta).
En relación con los nuevos
empleos generados, muchos de ellos constituyen un tipo de
mano de obra que posiblemente sea provista por otras zonas y
no necesariamente por el entorno inmediato del desarrollo.
Sin embargo, el arraigo permanente en la periferia de
población de alto poder adquisitivo produce un claro efecto
de revitalización del comercio y los servicios de los
centros existentes y en los nuevos creados (en algunos casos
de gran importancia, como complejos cinematográficos, Shopping
Centers, etc.).
· Los
habitantes de los nuevos desarrollos
Los propios habitantes de los
desarrollos tienen a su vez reclamos que les son propios al
considerar como excesiva la mayor carga impositiva
municipal, que tachan de improcedente. En eventos públicos,
algunos empresarios inmobiliarios se han convertido en
portavoces de esta posición al sostener que los municipios
no deberían cobrar por servicios que no prestan, puesto que
los servicios básicos (agua, cloacas, seguridad) son
sostenidos por los propios emprendimientos. En algunos
casos, a su vez, los municipios sostienen que éste es
precisamente el mecanismo impositivo que permitiría
generalizar la provisión de servicios a todo el territorio
municipal.
· Los
observadores externos del fenómeno: el interés despertado
en el mundo académico y en los medios
En el medio académico, en
cuyo ámbito se realizaron -como ya fue mencionado- varios
eventos científicos en los que el fenómeno fue tratado en
profundidad, el interés por el mismo partió principalmente
de urbanistas, geógrafos y sociólogos (sin ignorar la
importancia de otras contribuciones surgidas desde varios
otros campos). En términos generales, esos enfoques
resaltan los aspectos críticos, condenando la fragmentación
socioterritorial de la ciudad, en particular el hecho de que
la polarización social de los noventa se materializa y
tras contribuciones surgidas desde varios
otros campos). En términos generales, esos enfoques
resaltan los aspectos críticos, condenando la fragmentación
socioterritorial de la ciudad, en particular el hecho de que
la polarización social de los noventa se materializa y
consolida con transformaciones perdurables en el tejido
urbano, lo que rompe una suerte de continuum que
siempre había caracterizado a Buenos Aires (y que, señalan
algunos trabajos, había contribuido históricamente a la
integración social).
Para los medios masivos de
difusión, en particular los periódicos de mayor circulación,
el fenómeno se convierte en «noticia»: se multiplican las
páginas dedicadas al tema, se editan suplementos
especiales, se incluyen artículos en los que se entrevista
a expertos, etc. Al mismo tiempo se difunde un tipo de
discurso que resalta, por una parte, la vida al aire libre y
la práctica de deportes en el propio lugar de residencia
-inclusive deportes náuticos-, la seguridad y la presencia
en la periferia externa -único lugar donde todo lo anterior
es posible- de una variada gama de servicios urbanos (se
resalta que los empren-dimientos se encuentran «cerca de
excelentes colegios y rodeados de supermercados, bancos,
centros de atención médica, entretenimientos, cines y Shoppings).
Paralelamente, se difunde también un discurso que envuelve
todo lo anterior resaltando de manera nada sutil «lo
exclusivo» de los emprendimientos y las ventajas de tener
por vecinos a personas de igual nivel social.
3. Reflexiones finales: la
tensión centro-periferia y ciertas características
distintivas de Buenos Aires en la etapa de la globalización
Varios procesos
socioterritoriales, que la literatura atribuye genéricamente
a las ciudades globales, tienen también lugar en Buenos
Aires, tal como se pone de manifiesto a lo largo del
presente texto. Ciertas características específicas, sin
embargo, resultan importantes para analizar el caso en
estudio:
3.1 Lo que aquí y en trabajos
anteriores ha sido llamado "la suburbanización de las élites"
fue muy tardía en Buenos Aires -en comparación con fenómenos
del mismo tipo producidos en primer lugar en las metrópolis
norteamericanas y luego también en muchas
latinoamericanas-, haciéndose sentir sus efectos de manera
importante sólo en los años noventa, en la periferia
externa de la aglomeración (en lo que se ha dado en llamar
la "tercera corona").
3.2 Por otra parte, Buenos
Aires había experimentado en décadas anteriores (1940,
1950, 1960) un muy importante proceso de suburbanización de
los trabajadores urbanos -de manera temprana y también
excepcional por su magnitud si lo comparamos con el
producido en otras metrópolis latinoamericanas- que deja
una impronta indeleble en la estructura urbana, el tejido
urbano, el patrón de los desplazamientos cotidianos de la
PEA, etc. Este proceso tuvo lugar en lo que entonces
constituía la periferia externa de la aglomeración (que
hoy llamamos "segunda corona", colindante con la
"tercera corona", y superponiéndose con esta última
a lo largo de amplias franjas).
3.3 En este y otros trabajos (Torres,
1993 y 1998),
la etapa temprana (en particular en relación con otras metrópolis
latinoamericanas) en la que el aspecto mencionado en el
punto 2 se pone de manifiesto en Buenos Aires y el impacto
importante que tiene en la estructura urbana, se consideran
antecedentes importantes que están íntimamente
relacionados con la forma particular en que se manifiesta el
fenómeno mencionado en el punto 1 y con el hecho de que -en
este caso- su aparición sea tardía.
3.4 El centro urbano
principal, que mantiene la misma localización geográfica
histórica de siglos anteriores (aunque apuntando ahora
hacia el norte), mantiene también su preeminencia en Buenos
Aires tanto en relación con las funciones político-administrativas
como en lo que respecta a la localización residencial de
alto y medio-alto nivel socioeconómico (departamentos en
altura de muy buena calidad). Esto puede considerarse uno de
los rasgos típicos de la ciudad.
Con posterioridad a esos
antecedentes históricos, no se produjeron en Buenos Aires
durante la segunda mitad del Siglo XX de manera masiva los
procesos de "sucesión" que históricamente habían
conducido en otras metrópolis al deterioro central y la
formación de guetos. Sólo en la década de 1980 se
producen procesos de deterioro en zonas centrales de
magnitud suficiente como para ser detectados estadísticamente
por medio del análisis comparativo de los censos, sin que
esto altere la notoria preeminencia del centro (aunque el
aumento de la población en "villas", que ocupan
intersticios en zonas centrales de la Capital, es también
notoria).
El núcleo central de la
aglomeración se especializa y desarrolla en su interior núcleos
donde predomina el terciario avanzado, pero su tejido urbano
no presenta soluciones de continusos de "gentrificación" central de la década
del ochenta tal como son estudiados en la literatura
(reocupación de los centros deteriorados por parte de
grupos de ingresos altos o medio-altos, desplazamiento de
los primitivos habitantes), no tienen un lugar importante en
Buenos Aires (o lo tienen de manera muy limitada y su
impacto es marginal). Es decir, no hay "vuelta al
centro" en Buenos Aires porque la parte más importante
de éste nunca había sido abandonado por sus residentes de
alto nivel socioeco-nómico (solamente, durante los noventa,
una parte de ellos emprende el camino de la suburbanización).
3.5 Los dos principales
subcentros, Belgrano hacia el norte y Flores hacia el oeste
(ambos en el interior de la Capital federal), incrementan su
vitalidad (muy en particular Belgrano) pero no desplazan ni
reemplazan al centro principal. El incremento de su
importancia como centros de comercio y servicios no impide
que zonas residenciales en altura, de muy buena calidad,
rodeen al subcentro (de manera muy neta en Belgrano) sin que
se manifiesten soluciones de continuidad en el tejido
urbano.
3.6 La reciente e importante
expansión periférica del terciario en complejos de compras
-en muchos casos de diseño emblemático- (Shopping
Centers, hipermercados, sedes de empresas, a lo que
también podrían agregarse otros más específicos tales
como los cementerios-parque), constituye también un fenómeno
tardío en Buenos Aires (Capron,
1996) que, aunque de naturaleza diferente, tiene un
desarrollo cronológico comparable al de la
"suburbanización de las élites" y exhibe
patrones de localización que son afines a los de las
transformaciones socioterritoriales de los noventa. Los
nuevos centros de consumo -a diferencia de los tradicionales
centros y subcentros inmersos en el tejido urbano-, se aíslan
del tejido circundante buscando en cambio conexiones de
alcance metropolitano a través de la red de autopistas.
3.7 En relación con los
cambios en las relaciones centro-periferia en Buenos Aires
puede entonces resumirse sintéticamente:
Como otras grandes
aglomeraciones urbanas, Buenos Aires experimenta un
importante proceso de suburbanización durante el período
posterior a la Segunda Guerra Mundial (1947-1960) pero sus
características y tipo de impacto son diferentes. En Buenos
Aires protagonizan ese proceso los trabajadores urbanos que
consolidan los "barrios de loteo económico" en la
"segunda corona" de la aglomeración; en otros países
-Estados Unidos principalmente- esos procesos de
suburbanización dieron lugar a la formación de suburbios
de clase media y alta lo cual es posibilitado por la amplia
difusión del automóvil y la construcción de autopistas.
En Buenos Aires, en cambio, la suburba-nización de ese período
fue posibilitada por cambios en la gestión del transporte público
(precios fuertemente subsidiados en el transporte público
nacionalizado). Las clases medias y altas, por su parte, no
sólo no se suburbanizaron durante ese período sino que, si
bien abandonaron algunas partes del centro tradicional
(desplazadas por la expansión del terciario) consolidaron
con edificios en altura (en "propiedad
horizontal") las características residenciales y los
valores "urbanos" de otras zonas centrales próximas
y subcentrales a lo largo de los ejes principales dentro de
la Capital.
Puede afirmarse que la
existencia previa en Buenos Aires de un importante proceso
de suburbanización que tuvo por protagonistas a los
sectores populares y que definió la estructura urbana
durante varias décadas (entre la segunda mitad de la década
de 1940 y la primera mitad de la de 1970) tuvo una
influencia determinante en relación con las características
específicas (urbanizaciones cerradas) que adoptaron
los nuevos procesos residenciales de los noventa. Fue
principalmente esta vecindad territorial el hecho que
dramatizó los contrastes socioespaciales e impuso la lógica
de la fragmentación urbana.
3.8 En Buenos Aires aparecen
zonas que aglutinan las funciones de coordinación y control
y que confieren características formales simbólicas al
paisaje urbano (edificios "inteligentes", etc.).
Sin embargo, podría argumen-tarse que más que centros
de comando constituyen centros de transmisión de
estrategias y procesos exógenos, lo que se traduce en su
menor impacto en la ciudad en su conjunto y en que su carácter
emblemático resulte más diluido.
3.9 Finalmente, en relación
con lo anterior podría destacarse que las manifestaciones
-algunas espectaculares- de la "postmodernidad" de
los años noventa en Buenos Aires no parecen encontrarse
sustentadas por cambios de igual magnitud en la base económica
urbana ni en la actividad productiva. Pilar, por ejemplo, no
puede ponerse en igual rango que las "exópolis"
tratadas por Soja
(1996), cuya base de sustentación es económica (además
de poseer vastos desarrollos residenciales, parques temáticos,
elementos simbólicos, etc.). En nuestro caso, en cambio, lo
residencial e inmobiliario parece jugar el rol más
importante, de igual manera que la tendencia creciente -a
veces avasalladora- hacia la terciarización y la presencia
de una modernización drástica del consumo que, por otra
parte, tuvo lugar de manera reciente, se completó en muy
pocos años, y afectó a prácticamente todos los aspectos
de la vida cotidiana.
1
Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas de la Argentina (CONICET), Profesor-Investigador
de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la
Universidad de Buenos Aires (FADU-UBA). E-mail: htorres@fadu.uba.ar
2
Se citan algunos: (1) 1r. Seminario sobre Barrios Cerrados,
convocado por la Municipalidad de Malvinas Argentinas en
septiembre de 1997; (2) Mesa «Barrios privados» del
Seminario de Investigación Urbana El nuevo milenio y lo
urbano organizado por el Instituto de Investigación Gino
Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
Buenos Aires, en noviembre de 1998; (3) Sesiones específicas
en el Curso Internacional Gestión Urbana y de Ciudades
organizado por Unidad de Gestión y Coordinación del Área
Metropolitana de Buenos Aires de la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de
Buenos Aires, en mayo de 2000; (4) 2° Seminario sobre
Barrios Cerrados convocado por la Unidad Temática de
Desarrollo Urbano de la Red Mercociudades y la Municipalidad
de Malvinas Argentinas; realizado en el Campus de la
Universidad Nacional de General Sarmiento en agosto de 2000.
3
Que finaliza con el régimen internacional forjado en las décadas
posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Ese período
coincide en América Latina en general y en la Argentina en
particular, con el régimen de industrialización
sustitutivo de importaciones. Este tipo de proceso e
industrialización constituye uno de los factores más
importantes para explicar el gran crecimiento de la
aglomeración Gran Buenos Aires durante ese período.
4
Básicamente la crisis de la deuda externa del Tercer Mundo
y la competencia extranjera en los Estados Unidos.
5
Esto se manifiesta en particular en la referencia de la
autora citada a los «contactos cara-a-cara». ¿Por qué
-se pregunta- los servicios a la producción y las finanzas
están tan altamente concentrados? La respuesta sería que
esto se debe a la necesidad de las comunicaciones
cara-a-cara en la comunidad de servicios: «La comunicación
cara-a-cara requiere ser refinada en varios sentidos. Los
servicios avanzados son en su mayor parte servicios a la
producción; a diferencia de otros tipos de servicios, no
dependenres. Hoy en día las transacciones de las grandes
corporaciones requieren usualmente la participación simultánea
de varias empresas especializadas que proveen asesoría
legal, contable y financiera, relaciones públicas,
consultoría gerencial y otros servicios similares. Más aún,
la concentración resulta de las necesidades y expectativas
de los trabajadores de altos ingresos empleados en esas
firmas. Ellos se ven atraídos hacia las comodidades y
estilos de vida que los grandes centros urbanos pueden
ofrecer, y disfrutan de vivir en las áreas centrales en
lugar de los suburbios» (Sassen, 1999: 39).
6
El término gentryfication (que en traducciones y textos
recientes deviene «gentrificación») se refiere en los
estudios urbanos actuales a la ocupación por parte de
grupos de altos ingresos de zonas anteriormente ocupadas por
grupos de bajos ingresos (con la consiguiente valorización
de esas zonas -en general zonas centrales muchas veces
deterioradas- y el desplazamiento de sus primitivos
ocupantes). Es ésta una tendencia opuesta -que constituiría
una alternativa más reciente- a la tendencia «clásica»
de los grupos de altos ingresos hacia la suburbanización
(en particular en las ciudades norteamericanas), ya tratada
en los trabajos clásicos de Burgess (1925) y estudiada
específicamente por Hoyt (1933 y 1939) en lo que respecta a
la ocupación y valorización («colonización») de zonas
cada vez más alejadas a lo largo de los ejes metropolitanos
preferenciales. El término «gentry» aludía
originariamente a los grupos que socialmente estaban
posicionados «inmediatamente por debajo de la nobleza»
(The Concise Oxford Dictionary, 4th. Edition, 1929); en la
literatura urbana actual la «gentrificación» se refiere
al fenómeno preciso ya aludido: una zona se «gentrifica»
cuando es ocupada por un grupo social de alto nivel -o, en
ocasiones, por actividades del terciario avanzado- lo que
provoca usualmente drásticas variaciones en los valores y
usos del suelo y fenómenos de «sucesión» residencial.
7
A los efectos del análisis de las estadísticas que se
presentan, la unidad territorial que la fuente denomina «Gran
Buenos Aires» puede considerarse comparable a la que es
utilizada en este trabajo y que denominamos -siguiendo al
INDEC- «Aglomeración Gran Buenos Aires».
8
Los precios del pasaje en los ferrocarriles suburbanos
aumentaron entre 1939 y 1959 de m$n 1,60 a m$n 7,50;
mientras que el nivel general de costo de vida, en el mismo
período, aumentó entre m$n 2,60 y m$n 78,7. Es decir, en
el primer caso los precios se multiplicaron por cinco y en
el segundo por treinta (m$n era el símbolo que designaba a
los «pesos moneda nacional», unidad monetaria argentina
durante el período de referencia). Este abaratamiento
radical del transporte -excepcional si lo comparamos con
ejemplos internacionales- sólo fue viable como política
del Estado luego del cambio político que posibilitó la
os moneda nacional», unidad monetaria argentina
durante el período de referencia). Este abaratamiento
radical del transporte -excepcional si lo comparamos con
ejemplos internacionales- sólo fue viable como política
del Estado luego del cambio político que posibilitó la
nacionalización de los ferrocarriles, incluyendo la extensa
red suburbana de Buenos Aires. En el trabajo mencionado y en
otros (Torres; 1975, 1978, 1993) ese subsidio es denominado
«implícito» debido a que no es establecido por ningún
acto político-administrativo «explícito» sino que
resulta del hecho de haberse, a lo largo de por lo menos una
década, aumentado el precio de los pasajes en ferrocarril
suburbano a un ritmo considerablemente inferior al que había
adquirido el proceso inflacionario.
9
Más técnicamente, el criterio "físico" para la
determinación de localidades hace referencia a
"concentraciones espaciales de edificios próximos
conectados por una red de calles" (Vapñarsky, 1978,
1999).
10
Comisión Municipal de la Vivienda del Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires. Gerencia de Promoción Urbana.
11
Es decir, aún bajo los efectos de la erradicación de «villas»
realizado manu militari (con la ayuda de topadoras) por el régimen
militar vigente entre 1976 y 1983.
12
Nueva Guía de Countries, Barrios Privados y Chacras. Buenos
Aires: Publicountry S.R.L.
13
Información del Instituto de Capacitación de la Cámara
Inmobiliaria Argentina.
14
El aumento de la inseguridad urbana se manifestó de manera
particularmente grave en esas casas de fin de semana de
ocupación temporaria, las que eran robadas sistemáticamente
(se denuncian a veces varios robos anuales).
4. Bibliografía
Borja, Jordi y Manuel Castells
(1997). Local y Global. La gestión de las ciudades en la
era de la información. Madrid:
Taurus, UNCHS.
Burgess,
Ernest W. (1925). The Growth of the City: An Introduction
to a Research Project. Park, Robert.; Burgess, Ernest
and Roderick McKenzie (eds.). The City. Chicago: The
University of Chicago Press.
Capron, Guénola (1996).
"La ville privée: les shopping centers à
Buenos Aires" (resumen de Tesis Doctoral), L’ordinaire
latino-américain, N° 165-166.
Casariego Ramírez, Joaquín
(1995). «Sobre el espacio y la modernidad. Una reflexión
desde la experiencia norteamericana», Ciudad y
Territorio, III, N° 106.
Castells, Manuel (1973). La
question urbaine. París: François Maspero.
Ciccolella, Pablo (1998). «Grandes
inversiones y dinámicas metropolitanas. Buenos Aires: ¿ciudad
global o ciudad dual?», Aa.Vv. Seminario: El nuevo
milenio y lo urbano, Instituto de Investigaciones Gino
Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
Buenos Aires.
Cimillo, Elsa (1999), «Empleo
e ingresos en el sector informal en una economía abierta:
el caso argentino.» En: Carpio, Jorge; Klein, Emilio e
Irene Novacovsky (comp.), Informalidad y exclusión
social. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de
Argentina S.A.
Clichevsky, Nora (1975). «El
mercado de tierras en el área de expansión de Buenos
Aires. Su funcionamiento e incidencia sobre los sectores
populares (1943-1973)», Buenos Aires, Centro de Estudios
Urbanos y Regionales-CEUR, Instituto Torcuato Di Tella.
______________ (2000). «Informalidad
y segregación urbana en América Latina. Una aproximación»,
«Serie Medio Ambiente y Desarrollo», N° 28.CEPAL-ECLAC,
División de Medio Ambiente y Asentamientos Humanos.
______________ (2000a -en
prensa-), «Tierra vacante en Buenos Aires. Entre los
‘loteos populares’ y las ‘áreas exclusivas’.
Clichevsky, Nora (comp.), Tierra vacante en ciudades
latinoameericanas. Cambridge,
Mass.: Lincoln Center.
Cuenya, Beatriz (1998). «Cambios
en el contexto urbano y socioeconómico y su impacto en las
condiciones habitacionales de la población argentina», Revista
Interamericana de Planificación, Vol. XXX, N° 119 y N°120.
Friedmann,
John (1986). «The World City Hypothesis», Developmenión argentina», Revista
Interamericana de Planificación, Vol. XXX, N° 119 y N°120.
Friedmann,
John (1986). «The World City Hypothesis», Development
and Change, 17.
Friedmann,
John (1995). "Where we stand: A decade of world city
research.", Knox, P. L. y Taylor, P. J. (eds). World
Cities in a World-System. Cambridge (UK): Cambridge
University Press.
Hoyt,
Homer (1933). One Hundred Years of Land Values in Chicago.
Chicago: The University of Chicago Press.
__________
(1939). The Structure and Growth of Residential
Neighborhoods in American Cities. Washington, D.C.: U.S.
Government Printing Office.
Mignaqui, Iliana (1998),
"Dinámica inmobiliaria y transformaciones
metropolitanas. La producción del espacio residtos de Economía y Geografía, Universidad
Nacional del Sur.
Pírez, Pedro (1994). Buenos
Aires metropolitana. Buenos Aires: Centro Editor de América
Latina.
Pastrana, Ernesto; Bellardi,
Marta; Agostinis, Silvia. y Rubén Gazzoli (1995). «Vivir
en un cuarto. Inquilinatos y Hoteles en el Buenos Aires
Actual». Medio Ambiente y Urbanización, Año 13, N°
50-51.
Prévôt-Schapira,
Marie-France (2000), «América Latina: la ciudad
fragmentada». Revista de Occidente N° 230-231.
Szajnberg, Daniela (en
prensa), «Urbanizaciones cerradas en la RMBA ¿Se ha de
replantear la estructura de centralidades suburbanas? El
caso de los partidos de Pilar y Tigre», Revista Área N°
9.
Scobie, James (1977). Buenos
Aires. Del centro a los barrios. Buenos Aires: Editorial
Solar.
Sassen,
Saskia (1994). Cities in a world economy. California:
Pine Forge Press (A Sage Publications Company).
_____________ (1999). La
Ciudad Global: Nueva York, Londres, Tokio. Buenos Aires:
EUDEBA [traducción de Sassen, 1991].
Soja,
Edward (1996). Thirdspace. Journeys to Los Angeles and
Other Real-and-Imagined Places. Cambridge, Mass.:
Blackwell Publishers.
Simmel,
George (1950), "The metropolis and mental life".
Wolff, Kurt (ed.), The Sociology of George Simmel. Glencoe:
The Free Press. 1951.
Torres, Horacio (1975).
"Evolución de los procesos de estructuración espacial
urbana. El caso de Buenos Aires", Desarrollo Económico,
Vol.15, Nº 58.
_____________(1978). "El
mapa social de Buenos Aires en 1943, 1947 y 1960. Buenos
Aires y los modelos urbanos", Desarrollo Económico,
Vol.18, Nº 70.
_____________(1985). "Un
estudio sobre la situación habitacional de la ciudad de
Buenos Aires", IDEAS en Arte y Tecnología, Año
1, Nº 2-3.
_____________(1993). El
mapa social de Buenos Aires (1940-1990), Serie Difusión
N° 3. Buenos Aires: SICyT, Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires.
_____________(1998).
"Procesos recientes de fragmentación socioespacial en
Buenos Aires: La suburbanización de las élites". El
nuevo milenio y lo urbano. Seminario de investigación
urbana (resúmenes). Buenos Aires: Instituto de
Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias
Sociales,UBA.
_____________(1999). Diagnóstico
socioterritorial de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires
y su contexto metropolitano. Publicaciones del Plan
Urbano Ambiental N° 1. Buenos Aires: Consejo del Plan
Urbano Ambiental, Secretaría de Planeamiento Urbano,
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Torres, Horacio y Liliana
Furlong (2000). Diagnóstico socioterritorial de la
ciudad de Buenos Aires - Fase 2. Parte I: Cambio
sociohabitacional entre 1982 y 2000. Realización de una
encuesta. Informe Final, 15-11-2000. Plan Urbano
Ambiental. Secretaría de Planeamiento Urbano y Medio
Ambiente, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Torres, Horacio y César Vapñarsky,
(1999). "Apéndice IV: La Aglomeración Gran Buenos
Aires en 1991", Vapñarsky, César A. La Aglomeración
Gran Buenos Aires. Expansión espacial y crecimiento
demográfico entre 1869 y 1991. Buenos Aires: Eudeba.
Vapñarsky, César A. (1998). El
concepto de localidad: definición, estudio de caso y
fundamentos teórico-metodológicos, CENSO ’91, Serie
D, N° 4. Buenos Aires: INDEC.
_____________(1999). La
Aglomeración Gran Buenos Aires. Expansión espacial y
crecimiento demográfico entre 1869 y 1991. Buenos
Aires: Eudeba.
Wirth,
Louis (1938). "Urbanism as a way of life", American
Journal of Sociology. Vol. XLIV, N° 1.
|