"Casi siempre se hallan en nuestras manos los  recursos que pedimos al cielo." 
William Shakespeare


                                 Sitio de investigación y capacitación
                                    
http://transdisciplina.tripod.com

                                     dirección general: Lic. Cecilia Suárez

 

 

       ARTÍCULOS: ARCHIVO

 



CINE
Envoltorio vs. Contenido

 

 


Blade Runner

El cocinero, su mujer,
el ladrón y su amante 

Mullholand Drive

 

 

Hija de la sociedad del espectáculo,
 la posmodernidad impuso el reinado del divertirse hasta morir

 

ÀNGEL QUINTANA - 13/10/2004


En uno de los textos clásicos sobre la posmodernidad, el marxista Frederic Jameson situó el nacimiento de la estética posmoderna en las llamadas películas retro de los setenta. En algunos filmes significativos como El gran Gatsby de Jack Clayton (1973) o Chinatown (1974) de Román Polanski se estableció la posibilidad de reescritura de los códigos genéricos del cine clásico. Aunque la opción de Jameson pueda parecer exagerada, es cierto que, después de la marabunta de las escrituras modernas de los sesenta, el cine de los setenta vivió un cierto retorno al orden y una cierta operación de revisión de determinadas formas del pasado. Sin embargo, este proceso no fue un síntoma del advenimiento de la posmodernidad sino del cansancio provocado por las rupturas del cine de autor. Este cine retro dio lugar a una apuesta neoconservadora que buscó la exaltación de la escritura ordenada y la recuperación del neoclasicismo.

El nacimiento de la posmodernidad cinematográfica tuvo que ver sobre todo con el eclecticismo de las tendencias estéticas surgidas en determinadas formas de cultura juvenil. El eclecticismo posmoderno tuvo su punto de arranque en los ochenta. Su apuesta no pasó por la reivindicación de los géneros clásicos sino por la creación de productos que mezclaban fórmulas diferentes y ponían en contacto situaciones extremas capaces de provocar auténticas disonancias. Así, cuando desde los márgenes de la cultura oficial surgieron las primeras películas de Pedro Almodóvar, su novedad residió en el modo cómo reciclaba elementos provenientes del melodrama clásico y les daba la vuelta con cierta estética homosexual y un poco de kitsch. En el panorama cinematográfico, el eclecticismo estuvo acompañado de la presencia de otras texturas provenientes de sectores audiovisuales colindantes como la publicidad o los videoclips. A finales de los sesenta, numerosos directores forjados en la industria publicitaria pasaron a realizar largometrajes, dando lugar a un cine más preocupado por los envoltorios que por el contenido, más atento al diseño de producción que a la psicología de los personajes. En una película como Blade Runner (1982) de Ridley Scott confluyen algunas de estas características ya que se trata de un producto gestado por alguien formado en la publicidad que busca el impacto visual en el diseño del espacio y en la creación de atmósferas sofocantes. Los nuevos modelos de autor pusieron en crisis la supremacía del mito romántico que había alimentado todo el cine moderno. Mientras la modernidad partía de la voluntad de la búsqueda, en múltiples direcciones, de una determinada estética que fuera coherente con la visión personal del mundo, la posmodernidad no paraba de realizar variaciones y reescrituras, hasta acabar desembocando en el pastiche que observaba con respeto e ironía el uso de determinadas fórmulas. El maestro indiscutible de la reescritura posmoderna es Brian De Palma, que consciente de las limitaciones de su autoría convirtió algunas de sus películas en una amplificación del cine de Alfred Hitchcock. Como cultura hija de la sociedad del espectáculo, la posmodernidad impuso el reinado del divertirse hasta morir. En el cine este factor se tradujo en un juego con el exceso y con los límites de la mostración, hasta el punto de convertir el gran-guiñol sanguinoliento en la sustancia valida para cualquier chiste. Pulp Fiction de Quentin Tarantino ejemplifica con maestría este juego.

El cine posmoderno puso en crisis la relación de la imagen con lo real y reivindicó el plano como espacio de construcción y recreación de universos visuales. El abarrocado cine de Peter Greenaway no hizo más que perseguir la utopía de poder llegar a reciclar el legado de toda la historia del arte en un solo plano, testificando que la imagen no era más que un proceso de representación paralelo a la pintura. El universo poblado de imágenes seductoras y juegos con los límites del propio medio acabó en un mundo en el que la imagen, tal como testificó Deleuze, no era ni movimiento, ni tiempo sino espejo. La pregunta fundamental que el espectador se planteaba frente a las nuevas imágenes no residía ya en saber qué es lo que cuentan o lo que muestran, sino lo que esconden.

Algunos teóricos de la cultura sostienen que el choque de los dos aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York fue el principio del fin de la posmodernidad, ya que, a nivel simbólico, el mundo despertó de su letargo virtual para tomar conciencia de lo real. Es evidente que alguna cosa cambió en la textura del cine después del 11-S. Algunos apóstoles de la posmodernidad entraron en un proceso de desorientación absoluta –el caso más significativo es el de Gr
eenaway y sus Maletas de Tulse Lupper–, otros continuaron reciclando y jugando con notable buena salud con los límitesDavid Lynch en Mullholand Drive o Quentin Tarantino en Kill Bill–, no obstante, las últimas tendencias anuncian la existencia de un cine que busca su lugar después de la posmodernidad. Este modelo persigue un cierto retorno a lo real y un deseo por explorar la conciencia de su situación respecto al mundo. El documental se ubica en esta tendencia, pero su auge vendría marcado por otro fenómeno fundamental como es la crisis de los modelos de ficción y su proyección en un cine en el que las fronteras entre lo real y lo ficcional se diluyen con cierta comodidad. El fenómeno no es nuevo. En los últimos años del cine mudo, el documentalista Robert Flaherty se alió con el más grande constructor de sombras del período, F.W.Murnau, para realizar, en los Mares del Sur, Tabú (1929). El cine de la pos-posmodernidad también busca la fusión de los límites, substituyendo el juego con los géneros clásicos por otras formas de escritura como, por ejemplo, el ensayo.

Los nuevos vientos del cine contemporáneo parten de la revisión histórica y del compromiso con lo real. Iluminada por la idea del fin de la historia, la posmodernidad barrió todo debate sobre la función de la memoria. El cine posmoderno invocó pocas veces el pasado y cuando lo hizo fue con el pretexto de llevar a cabo determinados anacronismos estéticos Moulin Rouge! de Baz Lurhmann o Caravaggio de Derek Jarman–. El nuevo cine actual pretende recuperar la imagen de archivo, revisar los puntos débiles de la modernidad y confrontarlos con el compromiso hacia el presente. En el último festival de Cannes un tema clave fue el de la infancia desprotegida por los excesos de determinadas formas de vida adulta despreocupadas de los valores esenciales de la vida. Los hijos de la posmodernidad se encuentran desprotegidos, olvidados y lanzados a un mundo sin valores ni referentes. El cine debe empezar a buscar nuevos valores, pero para hacerlo debe revisar el pasado, estableciendo una radiografía de las revoluciones de los 60 para tomar conciencia de sus excesos y defectos. La cultura cinematográfica de la pos-posmodernidad necesita, antes de tomar forma, repasar sus modelos.

 

Gentileza de: http://www.lavanguardia.es/

 

¿Deseas hacer un comentario sobre este artículo?

 

 

Inicio | Objetivos | Editorial | Propuesta | Nuestro equipo | Nuestra empresa | Nuestras filiales | Agradecimientos | Mapa del sitioActividades: Investigación | Talleres | Cursos | Talleres literarios | Café filosófico | Consultora
Organización de eventos | Actividades en curso: agenda | Galería de Arte | Exposición de máscaras
Rincón de los amigos | Libro de visitasArchivo generalArchivo newslettere-mail
 

 

transdisciplina creativa®
http://transdisciplina.tripod.com
©2002-2004 Cecilia Suárez
ceciliasuarez-online@fibertel.com.ar

Todos los derechos reservados
Un emprendimiento de Suárez y Asociados
Qué es transdisciplina creativa? Es un sitio dedicado a la investigación, capacitación y difusión de textos e ideas relacionados con la temática filosófica, comunicacional y de distintas disciplinas que conforman al pensamiento del hombre a través de la historia.
Transdisciplina creativa levanta información, libros, material e imágenes de la web, si usted esgrime derechos de autor sobre algún material utilizado, infórmelo solicitando su baja o cita de su nombre.
Los artículos firmados no reflejan necesariamente la visión de la editora y son exclusiva responsabilidad de sus firmantes