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TOMAR LA PALABRA

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Año II - Número 81 -  16 de noviembre de 2004
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina

 

Edición electrónica quincenal y gratuita, gentileza del Sitio de investigación y capacitación Transdisciplina creativa, destinada a estudiantes, profesionales, empresas y estudiosos en general.


Casi siempre se hallan en nuestras manos los  recursos que pedimos al cielo. 
William Shakespeare


                   

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g   Editorial   g

 

Hola amigos, ¿cómo están?

 

En esta edición incluiremos un original debate iniciado por Alejandro Piscitelli en el marco del III Congreso Internacional de la Lengua Española que se desarrollará en la ciudad de Rosario, Argentina, del 17 al 20 de noviembre, bajo el slogan "Identidad lingüística y globalización". Además, consideraremos algunos elementos inherentes a la educación y a la evolución del pensamiento, contenidos en la Carta de la transdisciplinariedad. Ofreceremos un texto de Tomás Abraham como otro  aporte a la reflexión que merece lo sucedido en Carmen de Patagones, y nos asomaremos a Exponenciar -la muestra sobre pensamiento contemporáneo que se desarrolló en la Ciudad de Buenos Aires- mediante una entrevista a Malcolm Gladwell sobre "el arte de producir contagios".

 

Vamos ya al trabajo, esperando que les resulte de interés y utilidad.

 

Un cordial saludo.

 

 

Cecilia Suárez

ceciliasuarez-online@fibertel.com.ar 

 

g   Pintor del Amazonas, por Alejandro Piscitelli   g
Una Iberoamérica con múltiples culturas, diversas identidades, distintas lenguas: esa es una premisa que el Congreso de la Lengua que tendrá lugar del 17 al 20 de noviembre en la ciudad de Rosario, Argentina, parece desconocer bajo su slogan “Identidad lingüística y globalización”.

El príncipe Carlos de Inglaterra incapacitado -probablemente a perpetuidad- de presidir su reino, se dedica a hacerlo de concursos de pintura. Hace un tiempo, acompañado de un grupo selecto de críticos de arte y de acuarelistas, se llevó una sorpresa mayúscula al premiar a Ramón Piaguaje.

Porque apenas empezaron a averiguar de quién se trataba, descubrieron que el agraciado no era un jubilado de Chelsea, ni un plástico histórico del Soho británico, sino un indio de la tribu amazónica de los secoyas, residente en la selva ecuatoriana, y que solo pinta con óleo desde 1993.

Parece que el premiado, un indio de 42 años,tiene una gran memoria visual y durante mucho tiempo vio confinada su capacidad representativa a las herramientas de que disponía, lápiz, tinta china y color, hasta que en 1993 el antropólogo norteamericano William Vickers le regaló un conjunto de óleos.

Mostrando por enésima vez los poderes de la hipótesis de transformación de McLuhan y compañía, la potencialidad cromática de la nueva herramienta encajó perfectamente en la necesidad del "noble salvaje" que por fin pudo plasmar sus apetencias de color mediante las herramientas adecuadas.

Fue precisamente un lienzo miembro de la etapa "en color" el que lo convirtió en el afamado de turno de los 15 minutos preconizado por Andy Warhol. Se trató de una representación hiperrealista del paisaje que rodea la vivienda del artista en el corazón del parque nacional de Cuyabeno.

El concurso había sido auspiciado por la ONU bajo el título Mi país en el año 2000 y tenía -como muchas de estas convocatorias mitad trampa y mitad buena intención- el objetivo de mostrar los estragos civilizatorios junto con el poder de la naturaleza aún virgen.

Ramón, que tarda 2 meses en pintar un cuadro, fue acompañado a Londres por Estela Barrera, la dueña de un comercio de material para artistas, convertida en su mecenas. Jugando al descubridor asustado, los que llevaron a Piaguaje de la selva a Londres enseguida dijeron estar preocupados por sus latidos post-encuentro civilizatorio. ¿Una vez que el monstruo del contacto intercultural se ha desatado alguien podrá volver a embotellarlo?

No es mérito poco menor de Piaguaje haber ganado una selección en la que intervinieron 225.000 obras provenientes de pintores de 51 países. A Londres llegaron 253 telas de las que salieron los 12 ganadores finales. Después los cuadros fueron exhibidos en Suecia -el segundo ganador es de ese país- y al tiempo volaron prestamente a Nueva York.

La prensa se sorprendió mucho del resultado y lo vio como cierto tipo de paliza para las expectativas de un jurado profesional que habría sido dulcemente engañado en sus criterios al verse forzado a premiar a un salvaje. La prensa se alegró del despropósito y amplificó (creándola) a esta noticia de un hombre mordiendo a un perro -y no la banalidad de un perro mordiendo a un hombre.

Pero la relación entre salvaje y civilización es bastante más compleja que este final conciliatorio aparentemente feliz.

Es lo que se puede apreciar apenas expandimos un poco el foco y recordamos un tanto el poder imperial de las tendencias de representación (tanto lingüísticas como pictóricas). Pero en vez de meternos con el agraciado Piaguaje bajemos un poco en el mapa y recordemos lo que el gran (y preclaro aunque no por ello menos colonialista) lingüista Antonio de Nebrija le dijo en Salamanca a la reina Isabel de Castilla en 1492, preguntado acerca de los usos eventuales de su Gramática Castellana recién salida del horno de la historia.

La respuesta tanto servil como programática de Nebrija fue que cuando los pueblos americanos (como la tribu secoya) estuvieran conquistados necesitarían recibir del vencedor las leyes y entre estas las del correcto hablar (o pintar).

Mientras Colón estaba de viaje para venir a iluminarnos, salía de la imprenta de la gran universidad el primer ejemplar de la gramática, como si hiciese falta algo más para remarcar la solidaridad que hay entre lengua e Imperio.

Varios siglos más tarde, el restaurador de la leyes de la provincia de Buenos Aires, el controvertido don Juan Manuel de Rosas (que tan mal sale parado en la última novela de Andrés Rivera El manco Paz), era un poquito más enfático. Frente a la pretensión del investigador Pedro de Angelis de escribir una gramática de la lengua pampa, lo disuadió con términos mucho más rudos que los que la reina Isabel empleó con don Antonio. Ni los indios aprenderían el idioma español, ni los españoles el indígena. ¿De qué servía entonces una gramática?

El que se ocupará de esta tarea será finalmente Federico Barbara quien combatió a los indios desde su puesto en el Ejército de Operaciones del Sur y que recogerá los restos diezmados para arrancarle el secreto de su comunicación antes de que terminen de morirse.

Se trataba de guardar los restos de lo que desaparecería indefectiblemente gracias a las virtudes civilizatorias del blanco, haciéndose eco una vez más de ese mecanismo que tan bien documenta Tszvetan Todorov en La Conquista de América. La cuestión del Otro, destruir para comprender mejor (antecedente del gatillo fácil).

A fines del siglo Barbara no le da más de 50 años de vida a los pampas. Y por eso se pone con ahínco a escribir su Manual de la lengua pampa. Obviamente no es un diccionario lexicográfico a la usanza del siglo XXI. Dividido en cuatro partes nos encontraremos con temas previsibles como la descripción de la sintaxis o frases y locuciones familiares al estilo de nuestra actual pragmática, pero también una dedicada a los usos y costumbres de los indios, y la más rara de todas a la doctrina cristiana.

Más allá de sus cualidades gramaticales la obra está plagada de insultos (los indios "son tan estúpidos, su comida es asquerosa...") y de puntos de vista absolutamente xenófobos, en las antípodas de lo políticamente correcto de hoy.

Lo que se testimonia en forma más que burda en esa sección evangélica en donde Barbara traduce las oraciones consagradas por la liturgia católica al pampa, convirtiéndolo en un nada delicado manual del inquisidor.

¿Tienes aborrecimiento de las cosas de Dios?, ¿Haz creído de todo corazón en los brujos y embaucadores?, ¿Sos hechicera, bruja o adivina?, ¿Has deseado serlo? figuran en lugar destacado entre las preguntas obligadas que el capellán o represor debe arrancar de la mente del indio.

Interesante lo de Barbara en el momento en que le dan el premio a Piaguaje. Llamativo el retorno de lo reprimido en un nuevo milenio que se quiere aséptico y descolorido, donde supuestamente hay lugar conceptual para todos (aunque la miseria y el desconcierto cundan).

Por eso sería bueno que el Congreso de la Lengua no se alejara demasiado de estas miserias de la lexicografía y la grámatica que no murieron con estos inquisidores, sino que siempre vuelven para pegarnos abajo.

 

Publicado en el weblog de educ.ar el 15 de noviembre de 2004

Gentileza de: http://weblog.educ.ar/congreso-lengua/archives/002980.php#more 


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g   Carta de la Transdisciplinariedad   g

Ø   Convento de Arrábida, noviembre de 1994   ×  

 

Preámbulo

Considerando que:

— La proliferación actual de las disciplinas académicas y no-académicas conducen a un crecimiento exponencial del saber que hace imposible toda mirada global del ser humano.

— Sólo una inteligencia que dé cuenta de la dimensión planetaria de los conflictos actuales podrá hacer frente a la complejidad de nuestro mundo y al desafío contemporáneo de la autodestrucción material y espiritual de nuestra especie.

— La vida está seriamente amenazada por una tecnociencia triunfante, que sólo obedece a la lógica horrorosa de la eficacia por la eficacia.

— La ruptura contemporánea entre un saber cada vez más acumulativo y un ser interior cada vez más empobrecido conduce a un ascenso de un nuevo oscurantismo, cuyas consecuencias en el plano individual y social son incalculables.

— El crecimiento de los saberes, sin precedente en la historia, aumenta la desigualdad entre aquellos que los poseen y los que carecen de ellos, engendrando así desigualdades crecientes en el seno de los pueblos y entre las naciones de nuestro planeta.

— Al mismo tiempo que todos los desafíos enunciados tienen su contraparte de esperanza y que el crecimiento extraordinario de los saberes puede conducir, a largo plazo, a una mutación comparable al pasaje de los homínidos a la especie humana.

Considerando lo que precede, los participantes del Primer Congreso Mundial de Transdisciplinariedad (Convento de Arrábida, Portugal, noviembre, 2 a 7 de 1994) adoptan la presente Carta como un conjunto de principios fundamentales de la comunidad de espíritus transdisciplinarios, constituyendo un contrato moral que todo signatario de esta Carta hace consigo mismo, fuera de toda coacción jurídica e institucional.

Artículo 1: Toda tentativa de reducir al ser humano a una definición y de disolverlo en estructuras formales, cualesquiera que sean, es incompatible con la visión transdisciplinaria.

Artículo 2: El reconocimiento de la existencia de diferentes niveles de realidad, regidos por diferentes lógicas, es inherente a la actitud transdisciplinaria. Toda tentativa de reducir la realidad a un solo nivel, regido por una única lógica, no se sitúa en el campo de la transdisciplinariedad.

Artículo 3: La transdisciplinariedad es complementaria al enfoque disciplinario; hace emerger de la confrontación de las disciplinas nuevos datos que las articulan entre sí, y nos ofrece una nueva visión de la naturaleza y de la realidad. La transdisciplinariedad no busca el dominio de muchas disciplinas, sino la apertura de todas las disciplinas a aquellos que las atraviesan y las trascienden.

Artículo 4: La clave de la bóveda de la transdisciplinariedad reside en la unificación semántica y operativa de las acepciones a través y más allá de las disciplinas. Ello presupone una racionalidad abierta, a través de una nueva mirada sobre la relatividad de las nociones de "definición" y "objetividad". El formalismo excesivo, la absolutización de la objetividad, que comporta la exclusión del sujeto, conducen al empobrecimiento.

Artículo 5: La visión transdisciplinaria es decididamente abierta en la medida que ella trasciende el dominio de las ciencias exactas por su diálogo y su reconciliación, no solamente con las ciencias humanas sino también con el arte, la literatura, la poesía y la experiencia interior.

Artículo 6: En relación a la interdisciplinariedad y a la multidisciplinariedad, la transdisciplinariedad es multirreferencial y multidimensional. Tomando en cuenta las concepciones de tiempo y de historia, la transdisciplinariedad no excluye la existencia de un horizonte transhistórico.

Artículo 7: La transdisciplinariedad no constituye una nueva religión, ni una nueva filosofía, ni una nueva metafísica, ni una ciencia de las ciencias.

Artículo 8: La dignidad del ser humano es también de orden cósmico y planetario. La operación del ser humano sobre la Tierra es una de las etapas de la historia del universo. El reconocimiento de la Tierra como patria es uno de los imperativos de la transdisciplinariedad. Todo ser humano tiene derecho a una nacionalidad, pero, a título de habitante de la Tierra, él es al mismo tiempo un ser transnacional. El reconocimiento por el derecho internacional de la doble pertenencia —a una nación y a la Tierra— constituye uno de los objetivos de la investigación transdisciplinaria.

Artículo 9: La transdisciplinariedad conduce a una actitud abierta hacia los mitos y las religiones y hacia quienes los respetan en un espíritu transdisciplinario.

Artículo 10: No hay un lugar cultural privilegiado desde donde se pueda juzgar a las otras culturas. El enfoque transdisciplinario es en sí mismo transcultural.

Artículo 11: Una educación auténtica no puede privilegiar la abstracción en el conocimiento. Debe enseñar a contextualizar, concretar y globalizar. La educación transdisciplinaria reevalúa el rol de la intuición, del imaginario, de la sensibilidad y del cuerpo en la transmisión de los conocimientos.

Artículo 12: La elaboración de una economía transdisciplinaria está fundada sobre el postulado de que la economía debe estar al servicio del ser humano y no a la inversa.

Artículo 13: La ética transdisciplinaria rechaza toda actitud que niegue el diálogo y la discusión, cualquiera sea su origen, ideológico, cientista, religioso, económico, político, filosófico. El saber compartido debería conducir a una comprensión compartida, fundada sobre el respeto absoluto de las alteridades unidas por la vida común sobre una sola y misma Tierra.

Artículo 14: Rigor, apertura y tolerancia son las características fundamentales de la actitud y visión transdisciplinaria. El rigor en la argumentación, que toma en cuenta todas las cuestiones, es la mejor protección respecto de las desviaciones posibles. La apertura incluye la aceptación de lo desconocido, de lo inesperado y de lo imprevisible. La tolerancia es el reconocimiento del derecho a las ideas y verdades contrarias a las nuestras.

Artículo final: La presente Carta de la Transdisciplinariedad es adoptada por los participantes del Primer Congreso de la Transdisciplinariedad, no valiéndose de ninguna otra autoridad que aquella de su obra y de su actividad.

De acuerdo a los procedimientos, que serán definidos de acuerdo con los espíritus transdisciplinarios de todos los países, la Carta está abierta a la firma de todo ser humano interesado por las medidas progresivas del orden nacional, internacional y transnacional para la aplicación de sus artículos en la vida.

Convento de Arrábida, 6 de noviembre de 1994

José ANES - André ASTIER - Jeanne BASTIEN - René BERGER François BIANCHI - Gérard BLUMEN - Lais P. BRANDINI - Jorge BRITO - Jacqueline CAHEN-MOREL - Michel CAMUS - Antonio CASTEL BRANCO - Costin CAZABAN - Laura CERRATO - Oliver COSTA DE BEAUREGARD - Maurice COUQUIAUD - Ubiratan D'AMBROSIO - Manuel DA COSTA LOBO - Adriana DALCIN - Nicola DALLAPORTA - Robert DE BEAUGRANDE - Marc Williams DEBONO - Isabel María DE CARVALHOVIEIRA - Giuseppe DEL RE - Javier DE MESONE - Michele DUCLOS - Gilbert DURAND - Ruth ESCOBAR - María FERNANDEZ - Raquel GONÇALVEZ - Georges GUELFAND - Helle HARTVIG DE FREITAS - José HARTVIG DE FREITAS - Eiji HATTORI - Phil HAWES - André JACOB - Roberto JUARROZ - Anthony JUDGE - Jacqueline KELEN - Jacques LAFAIT - Ghislaine LAFAIT-HÉMARD - LIMA DE FREITAS - Salomon MARCUS - Michel MATHIN - Edgar MORIN - Raúl NICOLAU - Domingo MOTTA - Edmond NOCOLAU - Basarab NICOLESCU - Alain ORIOL - Patrick PAUL - Odette PÉTREQUIN - Jean-Marc PHILIPPE - Patricia PROUS-LAABEYRIE - Philippe QUÉAU - Daniel RABY - Michel RANDOM - Lucía SANTAELLA-BRAGA - Elisabeth SAPORITI - Luigi SECCO - Jules SIX - Luis SOUSA RIBEIRO - Dominique TEMPLE - Ana María VIEIRA.

Gentileza de: http://www.geocities.com/ResearchTriangle/Forum/9950/

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g   "Carmen de Patagones", por Tomás Abraham   g
SEGÚN EL AUTOR, EL DELIRIO INTERPRETATIVO DE NUESTRA SOCIEDAD, QUE ES HIPERNARCISISTA Y RELACIONA TODO CONSIGO MISMA, EXIGE BUSCAR UNA EXPLICACIÓN PARA TODO.

Lo que ha sucedido en la escuela de Carmen de Patagones no puede ser calificado de crimen, y menos de barbarie. La declaración del Ministerio de Educación – que ha impartido la orden de su lectura y comentario en las escuelas – habla de asesinato, de irracionalidad y, sobre todo, habla de su apuro por estar presente en los medios. Lo que ha sucedido pudo haber ocurrido en un shopping o en la calle. Pero parece no importar tanto lo sucedido. Lo que sí es fundamental es que sigamos hablando de lo que nos gusta hablar: de nosotros mismos. Sociedad hipernarcisista que nunca deja de hablar de sí, que todo lo relaciona consigo misma, que cree cumplir una misión pastoral beatífica cada semana. Porque hoy es Carmen de Patagones, ayer Blumberg, mañana será en una cancha de fútbol, y todo servirá para volver a interrogarnos sobre qué nos pasa a los argentinos. Nos pasa que estamos enfermos de una enfermedad educativa.

Existe un problema educativo en la Argentina, y no es el de los chicos, ni el de los que estudiaron poco, sino el de los que están bien alfabetizados: de los señores periodistas, de los cronistas, los funcionarios de ministerios, los intelectuales, los políticos. Es la enfermedad de los que no quieren quedar afuera de la noticia, de los que inventan jornadas de solidaridad haciendo uso de los chicos para proteger posiciones políticas, de los que se regodean en el dolor ajeno revestidos de indignación; es la búsqueda de la primicia de sangre y de la imagen sádica, la del micrófono usado como arma y de la pérdida del mínimo respeto por el dolor del otro.

¿Si esto pasa sólo aquí? ¿ Si es un fenómeno mundial? Nada acontece sólo aquí y nada pasa por igual en todo el mundo. Sucede en lugares en que el pudor no vale nada y en que el oportunismo del poder económico y político valen todo.

Nos alimentamos de nuestras propias secreciones. El hecho tiene poco peso ante lo que se dice después. La opinión pública no es lo que dice ni siente la gente. Es una megaproducción diaria. En la Argentina no sólo vivimos en una sociedad del espectáculo. Producimos un delirio interpretativo que impide pensar. Los jefes de la educación repudian aquello que llaman barbarie como si se tratara de un acto terrorista. Lo que sucedió en Carmen de Patagones no es lo mismo que los horrores de Rusia e Irak. Condenan el asesinato como si alguien lo festejara. En nombre de la tolerancia tratan de bárbaro y criminal al desvarío de un chico de quince años. Ni siquiera parecen darse cuenta de lo que dicen. Eso es vivir de las propias secreciones. Se usan palabras muy políticamente correctas aunque lamentables, y después se cree en ellas.

El delirio interpretativo exige buscar una explicación para todo. La cadena de argumentos no tiene fin, por eso se busca una respuesta total y definitiva. A quien resuelva el enigma de la violencia en la Argentina, le dan la llave maestra. Pero no se puede explicar todo porque no hay un todo. Las sociedades no son bloques compactos, por el contrario, se organizan y desorganizan en tabiques separados.

Nuestra sociedad es sumamente pacífica, y tiene focos de violencia diferenciada. Llamo violencia a la racionalidad aplicada a provocar sufrimiento y destruir la vida. Por eso, vincular irracionalidad y violencia es falso. No sería fácil encontrar otras regiones del mundo en las que después de lo que sucedió en nuestro país, la reacción masiva no vaya mucho más allá de dificultades de tránsito. Confiscar ahorros, echar a la calle a millones de personas, hacer de la mentira un orden establecido, provocar el descreimiento generalizado, puede acarrear consecuencias bastante más graves que las que hemos visto aquí hasta ahora.

Las sociedades son entes quebrados. Las recorren esquizofrenias de supervivencia. Por eso podemos sentarnos todas las noches horas frente al televisor y ver horrores. Estamos en casa, a salvo, podemos ejercer las emociones del espectador griego frente a los dramas antiguos: miedo y compasión. La diferencia reside en que ellos iban al teatro y la distancia que sentían y activaban se debía a que estaban frente a actores. Nosotros estamos ante periodistas que dicen entregarnos la verdad, y frente al sitio del acontecimiento.

El juego actoral de ayer es la pantalla de hoy, nuestra nueva escena.

Hay una forma de violencia en la Argentina que una vez que entra está para quedarse. Lo hemos llamado Plan Traficar. Se expande como un cáncer y ataca a los niños. Los usan como "mulas" de traslado. Produce la drogadicción en los menores. De la cocaína rebajada al crack. En nuestro país siempre hemos actuado con extrema ignorancia respecto de este tema. Lo incorporamos a los prejuicios puritanos de nuestra tradición. Psiquiatras, moralistas y pseudoespecialistas a sueldo de siniestros personajes hicieron de la adolescencia y la juventud un grupo de riesgo y sospecha.

Los secuestros constituyen otra forma de violencia, son redes de delincuencia criminal que penetró los aparatos de Estado. Toda violencia se organiza, se piensa y se paga. Lo que sucedió en Carmen de Patagones es otra cosa. No queremos aceptar que lo sucedido en el sur pudo no haber sucedido jamás.

Fue terrible lo del sur. Pero ha sido un accidente. Una locura. Algo imprevisible. Un dolor sin remedio. La batahola que se ha armado muestra la necesidad del negocio económico y político. Es una noticia que rinde, pero es una inversión de corto plazo, no más de dos semanas. Los intereses devengados por el dolor mediático no pueden cobrarse durante mucho tiempo, no conviene. Hay que hacerle lugar a otro dolor, y, por supuesto, a un nuevo placer.

Hace tiempo que no vivimos de otra cosa. Es nuestro circo, a falta de pan, de auténtico pan. Ahora podemos lanzarnos a hablar de la inimputabilidad de los menores, opinarán juristas y psiquiatras con ideas de emergencia, crearemos un lindo ambiente para que Junior piense en suicidarse, nos haremos al fin una buena fiesta.


Por Tomás Abraham
Fuente: diario "La Nación"
Más información: www.lanacion.com.ar

El autor es filósofo, escribió, entre otros libros, El último Foucault , Historias de la Argentina deseada y Pensamiento rápido

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g  El arte de producir contagios. Entrevista a Malcolm Gladwell  g  

Convertido en celebridad gracias a su best seller El momento clave, Malcolm Gladwell explica cómo surgió su teoría del cambio como "epidemia social".

¿Qué es lo que hizo que los zapatos Hush Puppies, al borde de su extinción por pasados de moda a mediados de los 90, fueran adoptados primero por algunos chicos excéntricos del Soho y luego por varias celebridades y por diseñadores famosos que los incluyeron en sus desfiles y —al fin— por un público de nuevo interesado que los recolocó como íconos del vestuario joven norteamericano?

Malcolm Gladwell analiza casos como ésos en términos de virus y contagios. Publicado en 2000 y traducido a varios idiomas, su libro El momento clave también resultó contagioso, hasta convertir a su autor en uno de los más citados analistas de la propagación de tendencias.

Gladwell, de 41 años, todavía se sorprende de verse convertido en gurú. "Me sigo viendo más como un periodista", dice. Escribe en la sofisticada revista The New Yorker y antes fue redactor científico del Washington Post, una actividad de la que quizás derive su familiaridad con los modelos de la epidemiología.



Causa y efecto

Gladwell propone considerar los cambios en la vida cotidiana (de todo tipo: desde una moda hasta el retroceso de la criminalidad) como epidemias.

Va contra la corriente y lo sabe: los seres humanos por lo general esperamos que los cambios surjan con nitidez y que obedezcan a algún tipo de relación de causa y efecto. Y cuando no la hay (por ejemplo, cuando los índices de criminalidad de Nueva York bajaron bruscamente o cuando una película de bajo presupuesto se convierte contra todos los indicios en un éxito de taquilla), nos sorprendemos.

Gladwell sostiene que no hay que sorprenderse, porque es así como funcionan las epidemias sociales: una modificación aparentemente ínfima en el contexto puede desencadenar el Gran Cambio. Según él, existe una relación directa entre el programa de limpieza del subte (la eliminación cotidiana de los graffiti y restauración diaria de todo lo dañado por actos de vandalismo) y el retroceso de la delincuencia en la ciudad de Nueva York. "Cambios pequeños pueden hacer girar al mundo 180 grados", asegura.

Lo mismo ocurre en el mundo del marketing y los negocios. Nos equivocamos cuando apostamos a algo que nos parece que va a generar atracción por el volumen de una inversión o la enormidad de un proyecto, dice Gladwell. Pero en general el "gancho" reside en detalles que parecen nimios. Moraleja Gladwell: una gran campaña publicitaria puede hacerse con muy poco.



Lo pequeño importa

— ¿De qué manera surgió su interés por el cambio?

— Me interesó el cambio porque vivía en Nueva York en ese trienio en que los índices de criminalidad cayeron drásticamente. No podía entender lo que pasaba porque no había habido ningún acontecimiento "fundamental" en Nueva York en ese período. Pero empecé a darme cuenta de que no había razón para suponer que un cambio fundamental debía atribuirse a un acontecimiento "fundamental". A veces los grandes cambios provienen de acciones muy pequeñas.

—Si los cambios acontecen de manera tan inesperada ¿cómo los puede aprovechar el marketing?

— Muy a menudo los cambios son inesperados y por lo tanto es un error creer que podemos influir en forma fácil y directa para que sucedan porque gastemos mucho en publicidad o contratemos a una celebridad como "cara" de una empresa. Lo que quise mostrar, sin embargo, es que hay algunos principios claves que pueden usarse para tratar de influir en un proceso, que aun sobre algo que impredecible se puede influir.

—Entonces ¿es posible generar una epidemia "buena" para los negocios?

— Sí. Pienso que los negocios que quieren dar a conocer una nueva idea o producto deben concentrar su atención en la clase de personas especiales con poder social que describo en El momento clave (los "conectores", los "informados" y los "vendedores natos"). La lección fundamental del libro es que dar con esa gente que desempeña una función fundamental en la propagación es como llegar a miles de "personas comunes".

— ¿Algunas áreas de negocios se prestan más que otras a las epidemias "provocadas"?

— Sí, creo que hay nuevas ideas o ideas innovadoras o, dicho con más precisión, ideas complejas que son más susceptibles de propagarse de boca en boca. Las ideas que se mueven mejor de manera epidémica son las ideas lo suficientemente complejas como para que la gente las recuerde y quiera compartirlas. El iPod de Apple es un producto naturalmente epidémico pero una nueva marca de papel higiénico seguramente no lo es.

—¿Cómo podemos identificar a un verdadero "conector"?

Los verdaderos conectores son personas que establecen sin ningún esfuerzo grandes redes sociales. Pueden conocer cinco, seis o diez veces más gente que una persona promedio. Y sin ningún esfuerzo: conocen tanta gente porque quieren y porque les gusta que haya muchas personas en su vida. Respondemos mejor a la gente que se nos acerca naturalmente que a la que piensa que conocer a los demás forma parte de su trabajo.

— ¿Podría comentarnos algo sobre su próximo libro , "Blink" ("Parpadeo")?

Blink es un libro sobre los juicios espontáneos. Sobre qué podemos saber en dos segundos acerca de alguien con 
quien nos topamos o acerca de una idea nueva. Creo que tenemos dos formas de pensar. Una que es consciente, racional y deliberada pero también lenta. Y otra que es inconsciente, que es tan sofisticada como la otra y muy veloz, pero que tiene la desventaja de operar por debajo del nivel de la conciencia. Esos dos sistemas están bastante separados. Y en las tareas en las que somos buenos, en mi caso tipear, por ejemplo, nuestro sistema inconsciente es mejor que el consciente. Pero a veces, bajo presión, no podemos funcionar en el "modo inconsciente". ¿Y qué nos queda? En mi caso esforzarme muchísimo sobre el teclado, tratando de recordar teclas y letras. Y eso es lo que nos 
hace obstáculo: ponernos a pensar demasiado.

Gentileza de: http://www.exponenciar.com.ar

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g  ¿Compartimos una frase para reflexionar?  gs una fr

 

 

"Aprender sin pensar es inútil. Pensar sin aprender, peligroso."

              Confucio

 

 

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