La disciplina es una categoría
organizacional en el seno del conocimiento científico; ella
instituye
allí la división y la especialización del trabajo y ella
responde a la diversidad de los dominios que recubren las
ciencias. Si bien está englobada a través de un conjunto científico
más vasto, una disciplina tiende naturalmente a la autonomía,
por la delimitación de sus fronteras, la lengua que ella se
constituye, las técnicas que ella está conducida a elaborar o a
utilizar, y eventualmente por las teorías que le son propias. La
organización disciplinaria fue instituida en el siglo XIX,
particularmente con la formación de las universidades modernas,
luego se desarrolló en el siglo XX con el impulso de la
investigación científica; esto quiere decir que las disciplinas
tienen una historia: nacimiento, institucionalización, evolución,
dispersión, etc.; esta historia se inscribe en la de la
universidad que a su vez está inscripta en la historia de la
sociedad; de tal modo que las disciplinas surgen de la sociología
de las ciencias y de la sociología del conocimiento y de una
reflexión interna sobre ella misma, pero también de un
conocimiento externo. No es suficiente pues encontrarse en el
interior de una disciplina para conocer todos los problemas
referentes a ella misma.
VIRTUD
DE LA ESPECIALIZACIÓN Y RIESGO DE LA HIPERESPECIALIZACIÓN
La fecundidad de la
disciplina en la historia de la ciencia no ha sido demostrada; por
una parte ella opera la circunscripción de un dominio de
competencia sin la cual el conocimiento se fluidificaría y
devendría en vago; por otra parte, ella devela, extrae o
construye un objeto no trivial para el estudio científico: es en
este sentido que Marcelin Berthelot decía que la química crea su
propio objeto. Sin embargo la institución disciplinaria entraña
a la vez un riesgo de hiperespecialización del investigador y un
riesgo de cosificación del objeto de estudio donde se corre el
riesgo de olvidar que este es extraído o construido. El objeto de
la disciplina será entonces percibido como una cosa en sí; las
relaciones y solidaridades de este objeto con otros,
tratados por otras disciplinas, serán dejadas de lado, así como
también las ligazones y solidaridades
con el universo del cual el objeto es parte. La frontera
disciplinaria, su lenguaje y sus
conceptos propios van a aislar a la disciplina en relación a las
otras y en relación a los problemas que cabalgan las disciplinas.
El espíritu hiperdisciplinario va a devenir en un espíritu
de
propietario que prohibe toda incursión extranjera en su parcela
del saber. Se sabe que en el origen la palabra disciplina
designaba un pequeño fuste que servía para autoflagelarse,
permitiendo por lo tanto la autocrítica; en su sentido degradado
la disciplina deviene en un medio de flagelación a los que se
aventuran en el dominio de las ideas que el especialista considera
como de su propiedad.
LA
MIRADA EXTRA-DISCIPLINARIA
La
apertura es por lo tanto necesaria. Ocurre que aun una mirada naif
de un amateur, ajeno a la disciplina, aun más a toda disciplina,
resuelve un problema cuya solución era invisible en el seno de la
disciplina. La mirada naif que no conoce evidentemente los obstáculos
que la teoría existente impone a la elaboración de una nueva
visión, puede, frecuentemente,
pero
a veces con razón, permitirse esta visión. Así Darin por
ejemplo, era un amateur esclarecido, como ha escrito Lewis
Mumford: "Darwin había escapado a esta especialización
unilateral profesional que es fatal para una plena comprensión de
los fenómenos orgánicos.
Para
este nuevo rol, el amateurismo de la preparación de Darwin se
reveló admirable. Aunque fuera a bordo del Beagle en calidad de
naturalista, no tenía ninguna formación universitaria
especialista, aun en tanto que biologista no tenía la menor
educación anterior, salvo en tanto que investigador apasionado de
animales y coleccionista de coleópteros. Estando entonces
exento
de fijación y de inhibición escolar, nada le impedía el
despertar ante cada manifestación del desarrollo viviente".
De la misma manera el meteorólogo Wegener, observando
ingenuamente la carta del Atlántico Sur remarcó que el oeste de
África y el Brasil se ajustaban el uno con el otro. Relevando las
similitudes de fauna y de flora, fósiles y actuales, de una parte
y de otra del océano él había elaborado en 1912, la teoría de
la deriva de los continentes, lógicamente refutada por los
especialistas por parecer teóricamente imposible, undenkbar,
ha sido admitida cincuenta años más tarde particularmente después
del descubrimiento de la tectónica de las placas. Marcel Proust
decía: "un verdadero viaje de descubrimiento no es el de
buscar nuevas tierras sino tener un ojo nuevo". Jaques
Labyrie nos ha sugerido el teorema siguiente, que sometemos a
verificación: "Cuando uno no encuentra la solución en una disciplina,
la solución viene desde afuera de la disciplina".
USURPACIÓN
Y MIGRACIONES INTERDISCIPLINARIAS
Si
los casos de Darwin y de Wegener son excepcionales, podemos decir
muy rápidamente que la historia de la ciencias no es solamente la
de la constitución y de la proliferación de las disciplinas sino
también aquella de la ruptura de las fronteras disciplinarias, de
la usurpación de un problema de una disciplina sobre otra, de
circulación de conceptos, de formación de disciplinas híbridas
que van a terminar por atomizarse, en fin, es también la historia
de la formación de complejas y diferentes disciplinas que van a
ir sumándose a un tiempo que aglutinándose, dicho de otro modo,
si la historia oficial de la ciencia es la de la disciplinariedad,
otra historia ligada e inseparable, es la de la
Inter-trans-poli-disciplinariedad.
La
revolución biológica de los años cincuenta nació de la
usurpación, contactos y transferencias entre disciplinas, en los
márgenes de la física, de la química y de la biología.
Son
los físicos como Schrödinjer que han proyectado sobre el
organismo biológico los problemas de la organización física.
Después, los investigadores marginales intentaron descubrir la
organización del patrimonio genético a partir de las propiedades
químicas del ADN.
Podemos
decir que la biología celular ha nacido de un concubinato ilegítimo.
Ella no tenía ningún status disciplinario en los años cincuenta
y no lo ha adquirido en Francia más que después de los premios Nóbel
de Monod, Jacob y Lwoff. Esta biología molecular, entonces, se
autonomizó, después tuvo tendencia a cerrarse y ella misma ha
devenido imperialista, pero
como
dirían Changeux y Kipling es otra historia.
MIGRACIONES
Ciertas
nociones circulan y, a menudo, atraviesan clandestinamente las
fronteras sin ser detectadas por los aduaneros. Contrariamente a
la idea, fuertemente extendida, que una noción no tiene más
pertinencia que en el campo disciplinario donde ella ha nacido,
ciertas nociones migrantes fecundan un nuevo campo donde ellas van
a enraizarse, aun al precio de un contrasentido. B. Mandelbrot
llega hasta a decir que "uno de los útiles más poderosos de
la ciencia, el único universal, es el contrasentido elaborado por
un investigador de talento". De hecho, un error en relación
a un sistema de referencias puede devenir en una verdad en otro
tipo de sistema. La noción de información, emanada de la práctica
social, ha tomado un sentido
científico
preciso, nuevo, en la teoría de Shannon, después ella ha migrado
a la biología para inscribirse en el gen, allí ella se ha
asociado a la noción de código, salido del lenguaje jurídico, que
se ha biologizado en la noción de código genético. La biología
molecular olvida a menudo que
sin esas nociones de patrimonio, código, información, mensaje,
de origen antropo-sociomorfo, la organización viviente seria
ininteligible.
Más
importante son los transportes de esquemas cognitivos de una
disciplina a la otra: así Claude Lévi-Strauss no hubiese podido
elaborar su antropología estructural si no hubiese tenido
encuentros frecuentes en Nueva York en bares. Parece que con R.
Jakobson habían ya elaborado la lingüística estructural, más aún,
Jakobson y Levi-Strauss no se hubiesen reencontrado si no hubiesen
sido el uno y el otro refugiados de Europa, el uno habiendo huido
algunos decenios antes de la revolución rusa, el otro había
abandonado la Francia ocupada por los nazis. Innombrables son las
migraciones de ideas, de concepciones, las simbiosis y
transformaciones teóricas debidas a las migraciones de científicos
perseguidos de las Universidades nazis o stalinianas. Es la prueba
misma que un antídoto poderoso al encierro y al inmovilismo de
las disciplinas viene de grandes trastornos sísmicos de la
Historia (por lo tanto los de una guerra mundial), de trastornos y
torbellinos sociales que al azar suscitan encuentros e
intercambios, los que permiten a una disciplina esparcir una
simiente de donde nacerá una nueva disciplina.
LOS
OBJETOS Y PROYECTOS ÍNTER Y POLIDISCIPLINARIOS
Ciertas
concepciones científicas mantienen su vitalidad porque se oponen
al encierro disciplinario. Así es en la historia de la Escuela de
los Anales que es ahora extremadamente honrada después de haber
ocupado un lugar marginal en la Universidad. La historia de los
Anales se constituyó en y por ella operó una penetración
profunda de la perspectiva económica y sociológica en la
historia, después una segunda generación de historiadores
incorporó profundamente la perspectiva antropológica, como lo
testimonian los trabajos de Duby y Le Goff sobre la Edad Media. La
historia así fecundada no puede ser más considerada como una
disciplina stricto sensu, es una ciencia histórica,
multifocalizada, polidimensional, donde las dimensiones de las
otras ciencias humanas se encuentran presentes y donde la
perspectiva global, lejos de ser perseguida por la multiplicidad
de las perspectivas particulares, es requerida por ellas.
Algunos
procesos de complejización de campos de investigación
disciplinaria recurren a disciplinas muy diversas al mismo tiempo
que a la policompetencia del investigador. Uno de los casos más
llamativos es el de la prehistoria, cuyo objeto, a partir de los
descubrimientos de Leakey en África austral (1959), ha sido la
hominización, proceso, no solamente anatómico y
técnico,
sino también ecológico (el reemplazo del bosque por la sabana),
genético, etológico (concerniente
al comportamiento), psicosociológico, mitológico (rastros de lo
que puede constituir
un culto a los muertos y creencias en el más allá). El
prehistoriador de hoy (que se consagra a la hominización) se
refiere por una parte a la etología de los primates superiores
para
tratar de concebir como se pudo haber hecho el pasaje de una
sociedad primática avanzada a las sociedades hominianas, y por la
otra parte a las sociedades arcaicas, punto de llegada de ese
proceso, estudiadas por la antropología. La prehistoria recurre
de más en más a técnicas muy diversas en particular para la
datación de las osamentas y los utensilios, el análisis del
clima, de la fauna y de la flora, etc.. Asociando esas diversas
disciplinas a su investigación, el prehistoriador deviene
policompetente, y cuando Coppens, por ejemplo, presenta el balance
de su trabajo, resulta una obra que trata de las múltiples
dimensiones de la aventura humana. La prehistoria es hoy una
ciencia policompetente y polidisciplinaria. Este ejemplo muestra
qué es la constitución de un objeto a la vez ínter, poli y
transdisciplinario que permite crear el intercambio, la cooperación,
la policompetencia.
LOS
ESQUEMAS COGNITIVOS REORGANIZADORES
Del
mismo modo, la ciencia ecológica se ha constituido sobre un
objeto y un proyecto poli e interdisciplinario a partir del
momento donde no solamente el concepto de nicho ecológico, sino
el de ecosistema (unión de un biotipo y de una biocenosis) ha
sido creado (Tansley 1935), es decir, a partir del momento donde
un concepto organizador de carácter sistémico ha
permitido
articular los conocimientos más diversos (geográficos, geológicos,
bacteriológicos, zoológicos y botánicos). La ciencia ecológica
ha podido no solamente utilizar los servicios de diferentes
disciplinas, sino también crear científicos policompetentes
teniendo además la competencia de los problemas fundamentales de
este tipo de organización.
El
ejemplo de la hominización y la del ecosistema muestran que, en
la historia de las ciencias, hay rupturas de encierros
disciplinarios, de sobrepasamiento o transformaciones de
disciplinas por la constitución de un nuevo esquema cognitivo, lo
que Hanson llamaba la retroducción.
El ejemplo de la biología molecular muestra que esos
sobrepasamientos y transformaciones
pueden efectuarse por la invención de hipótesis explicativas
nuevas, lo que Pierce llamaba la abducción. La conjunción
de nuevas hipótesis y del nuevo esquema cognitivo permiten
articulaciones, organizativas o estructurales, entre disciplinas
separadas y permiten concebir la unidad de lo que estaba hasta
entonces separado.
Así
es en lo que hace al cosmos, que era presa de disciplinas
parcelarias, y regresa triunfalmente después del desarrollo de la
astrofísica, después de las observaciones de Hubble sobre la
dispersión de las galaxias en 1930, el descubrimiento de las
irradiaciones isotrópicas en
1965, y la integración de los conocimientos microfísicos de
laboratorio para concebir la formación
de la materia y la vida de los astros. Desde entonces la astrofísica
no es más sólo una ciencia nacida de una unión cada vez más
fuerte entre física, macrofísica y astronomía de observación;
es también una ciencia que ha hecho emerger de ella misma un
esquema cognitivo cosmológico: aquel que permite religar entre
ellos conocimientos disciplinarios muy diversos para considerar
nuestro universo y su historia, y de golpe introduce en la ciencia
(renovando el interés filosófico de ese problema clave) lo que
parecía hasta ese momento surgir solamente de la especulación
filosófica.
Hay,
en fin, casos de hibridación extremadamente fecundos; puede ser
que uno de los momentos más importantes en la historia científica
hayan sido los encuentros que operaron en plena guerra en los años
´40, y después en los años cincuenta, entre ingenieros y matemáticos;
ellos hicieron confluir los trabajos matemáticos inaugurados por
Church y Turing y las investigaciones técnicas para crear máquinas
autogobernadas, las cuales han conducido a la formación de lo que
Wiener ha llamado la cibernética, integrando la teoría de la
información concebida, en el marco de la compañía Bell de teléfonos,
por Shanon y Weaver. Un verdadero nudo gordiano de conocimientos
formales y de conocimientos prácticos se formaron, entonces, en
los márgenes entre las ciencias y en los márgenes entre ciencia
e ingeniería. Ese cuerpo de ideas y de conocimientos nuevos se ha
desarrollado para crear el reino nuevo de la informática y de la
inteligencia artificial. Su irradiación se ha difundido sobre
todas las ciencias, naturales y sociales. Von Neuman y Wiener son
los ejemplos típicos de la fecundidad de los espíritus
policompetentes cuyas aptitudes podían aplicarse a prácticas
diversas y a la teoría fundamental.
EL
MÁS ALLÁ DE LAS DISCIPLINAS
Estos
ejemplos, rápidos, fragmentarios, recortados, dispersos, quieren
insistir sobre la sorprendente variedad de las circunstancias que
hacen progresar las ciencias rompiendo el aislamiento de las
disciplinas, sea por la circulación de los conceptos o de los
esquemas cognitivos, sea por las usurpaciones y las
interferencias, sea por las complejizaciones de
disciplinas
en campos policompetentes, sea por la emergencia de nuevos
esquemas cognitivos y de nuevas hipótesis explicativas, sea, en
fin, por la constitución de concepciones organizativas que
permiten articular los dominios disciplinarios en un sistema teórico
común.
Hoy,
hace falta tomar conciencia de este aspecto que es el menos
esclarecido en la historia oficial de las ciencias y que es un
poco como la cara oscura de la luna. Las disciplinas están
plenamente justificadas intelectualmente a condición de que ellas
guarden un campo de visión
que reconozca y conciba la existencia de las relaciones y
solidaridades. Más aún, ellas no
están plenamente justificadas a menos que ellas no oculten las
realidades globales. Por ejemplo, la noción de hombre se
encuentra fragmentada entre diferentes disciplinas biológicas y
todas las disciplinas de las ciencias humanas: el psiquismo está
estudiado de un costado, el cerebro de otro, el organismo de un
tercero, los genes, la cultura, etc.: se trata efectivamente de
aspectos múltiples de una realidad compleja, pero que no toman
sentido si no son religados a esta realidad en lugar de ignorarla.
Uno no puede, ciertamente, crear una ciencia unitaria del hombre,
que en sí disolvería la multiplicidad compleja de lo que es
humano. Lo importante es no olvidarse de que el hombre existe y no
es una ilusión naïf de humanistas precientíficos. Se
llegaría si no a un absurdo (en realidad ya hemos llegado allí
en ciertos sectores de las ciencias humanas donde la inexistencia
del hombre ha sido decretada puesto que este bípedo no entra en
las categorías disciplinarias).
Otra
consciencia, aquella a la cual Piaget llamaba el círculo de las
ciencias que establece la interdependencia de facto de las
diversas ciencias, es igualmente necesaria. Las ciencias humanas
tratan del hombre, pero éste es no solamente un ser psíquico y
cultural, sino también un ser biológico, y las ciencias humanas
están de cierta manera enraizadas en las ciencias
biológicas,
las cuales están enraizadas en las ciencias físicas, ninguna de
ellas, evidentemente, reductibles la una a la otra. Sin embargo,
las ciencias físicas no son el pedestal último y primitivo sobre
el que se edifican todas las otras; estas ciencias físicas, por
fundamentales que sean, son también ciencias humanas en el
sentido que aparecen dentro de una historia humana y de una
sociedad humana. La elaboración del concepto de energía es
inseparable de la tecnificación e industrialización de las
sociedades occidentales en el siglo XIX. Por lo cual, en un
sentido, todo es físico, pero al mismo tiempo, todo es humano. El
gran problema es, entonces, encontrar la difícil vía de la entre
articulación entre las ciencias que tienen cada una, no sólo su
propio lenguaje, sino conceptos fundamentales que no pueden pasar
de una lengua a la otra.
EL
PROBLEMA DEL PARADIGMA
En
fin, se debe ser consciente del "Problema del
Paradigma". Un paradigma rige sobre los espíritus porque
instituye los conceptos soberanos y su relación lógica (disyunción,
conjunción, implicación, etc.) que gobiernan de un modo oculto
las concepciones y las teorías científicas se efectúan bajo su
imperio. Por lo tanto, hoy emerge, de un modo esparcido, un
paradigma cognitivo que comienza a poder establecer los puentes
entre las ciencias y las disciplinas no comunicantes. En efecto,
el reino del Paradigma del Orden por exclusión del desorden (que
expresaba la concepción determinista-mecanicista del Universo) se
ha fisurado en muchos lugares.
En diferentes áreas, la noción de orden y la noción de desorden
demandan, cada vez más
apremiadamente, a pesar de las dificultades lógicas que ello
plantea, a ser concebidas de forma complementaria y no más
solamente antagonista: la relación ha aparecido sobre el plano teórico
en Von Neuman (teoría de autómatas auto-reproductores) y von Förster
(order from noise);
ellas se han impuesto en la termodinámica de Prigogine mostrando
que los fenómenos de
organización aparecen en condiciones de turbulencia; ella se
implanta bajo el nombre de caos en meteorología, y la idea de
caos organizador ha devenido físicamente central al partir de los
trabajos de David Ruelle. Así, de diferentes horizontes, llega la
idea de que orden, desorden y organización deben ser pensados
juntos. La misión de la ciencia no es más el perseguir el
desorden de sus teorías, sino de tratarlas. No se trata más de
disolver la idea de organización, sino de concebirla e
introducirla para federar las disciplinas parcelarias. He aquí
porqué un nuevo paradigma está, puede estar, en tren de nacer...
LA
PERESTROIKA CIENTÍFICA
Volvamos
sobre los términos de interdisciplinariedad, de multi o
polidisciplinariedad y de transdisciplinariedad que no han sido
definidos porque son polisémicos y etéreos. Por ejemplo, la
interdisciplinariedad puede significar pura y simplemente que
diferentes disciplinas se sientan en una misma mesa, en una misma
asamblea, como las diferentes naciones se reúnen en la ONU sin
poder hacer otra cosa que afirmar cada una sus propios derechos
nacionales y sus propias soberanías en relación a las
usurpaciones del vecino. Pero interdisciplinariedad puede también
querer decir intercambio y cooperación, lo que hace que la
interdisciplinariedad puede devenir en alguna cosa orgánica. La
polidisciplinariedad constituye una asociación de disciplinas en
virtud de un proyecto o de un objeto que le es común; mientras
que las disciplinas son llamadas como técnicas especializadas
para resolver tal o cual problema, en otros momentos, por el
contrario, están en profunda interacción para tratar de concebir
este objeto y este proyecto, como en el ejemplo de la hominización.
En lo que concierne a la transdisciplinariedad, se trata a menudo
de esquemas cognitivos que pueden atravesar las disciplinas, a
veces con una virulencia tal que las coloca en dificultades. De
hecho, son complejas cuestiones de ínter, de poli, y de
transdisciplinariedad que han operado y han jugado
un
rol fecundo en la historia de las ciencias; se debe retener las
nociones claras que están implicadas en ellas, es decir, la
cooperación, y mejor, articulación, objeto común y mejor,
proyecto común.
En
fin, no es sólo la idea de ínter y de transdisciplinariedad lo
que es importante.
Debemos
"ecologizar" las disciplinas, es decir, tomar en cuenta
todo lo que es contextual comprendiendo las condiciones culturales
y sociales, es decir, ver en que medio ellas nacen, plantean
el problema, se esclerosan, se metamorfosean. Es necesario también
lo metadisciplinario,
el término "meta" significando superar y conservar. No
se puede quebrar aquello que ha sido creado por las disciplinas;
no se pude quebrar todo encierro, hay en ello el problema de la
disciplina, el problema de la ciencia como el problema de la vida:
es necesario que una disciplina sea a la vez abierta y cerrada.
En
conclusión, para qué servirían todos los saberes parcelarios
sino para ser confrontados para formar una configuración
respondiendo a nuestras demandas, a nuestras necesidades y a
nuestros interrogantes cognitivos.
Hace
falta pensar también que aquello que está más allá de la
disciplina es necesario para la disciplina, para que ella no sea
automatizada y finalmente esterilizada, lo que nos reenvía a un
imperativo cognitivo formulado ya hace tres siglos por Blas
Pascal, justificando las disciplinas mientras tenía un punto de
vista metadisciplinario: "siendo todas las cosas causadas
y
causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas
entreteniéndose por un lazo natural e insensible que liga las más
lejanas y las más diferentes, yo considero imposible conocer las
partes sin conocer el todo, tanto como conocer el todo sin conocer
particularmente las partes".
Gentileza
de: http://www.pensamientocomplejo.com.ar
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