¿Cómo se sabe lo que está bien?

por Cecilia Suárez

Las circunstancias nos condicionan. No siempre podemos cambiar ese condicionamiento externo. Lo que sí podemos cambiar siempre –en tanto que de nosotros depende- es la manera de interpretar esas circunstancias. Esa forma de interpretar, esa mirada nuestra, la de cada uno de nosotros es justamente nuestra filosofía de vida.

Las personas afectadas por distintas situaciones, pertenecientes a distintos estratos sociales, orientadas por distintos aprendizajes y conocimientos, que han vivido distintas experiencias; ¿qué tienen en común para buscar la forma que las lleve a decidir qué está bien, qué es correcto?

Su aspiración común es hacer justicia.

El tema a comprender y analizar es que la ética no es cómo las matemáticas. Sus “operaciones algebraicas” no tienen una única solución.

Ante las personas que se preguntan ¿qué es lo correcto?, es preciso tener en cuenta sus intuiciones morales, sus teorías éticas previas. Así se podrá delinear su contexto personalizado para definir lo correcto.

La teoría dicta infinitas formas de pensar la bondad, lo correcto, lo justo. La práctica impone contextos, situaciones y seres humanos concretos que de hecho privilegian una de esas formas ante las otras.

En ocasiones se eligen formas correctas por razones erróneas o, por el contrario, formas erróneas por razones correctas. En cualquier caso, hay que adoptar una postura... la nuestra.

En artículos sucesivos –así como más profundamente en el desarrollo del café filosófico Mi propia filosofía como guía de mi vida- examinaremos diferentes teorías ético-morales y veremos ejemplos de su aplicación.