El 29 de septiembre se cumplieron 103 años de la desaparición de Emilio
Zola. Por su dimensión intelectual, se lo reconoce como un “gigante de la literatura de fines del siglo XIX” que,
controvertido y polémico, llegó a desatar encendidas pasiones.
Ningún
escritor fue tan criticado, odiado, acusado de inmoral y hasta de
falto de talento como Emilio Zola.
Durante su carrera literaria fue atacado por predicar contra el
fanatismo y el privilegio, contra la simulación y el oscurantismo
religioso, contra la injusticia y la corrupción, contra la
mentira y la inmoralidad pública; en definitiva fue atacado por
pretender sanear las relaciones entre los integrantes de una
sociedad hipócrita y corrompida.
Han transcurrido casi 150 años desde aquella época, y la humanidad se
sigue debatiendo ante los mismos disvalores, haciendo que la lucha
de Zola tenga
permanente vigencia y contemporaneidad.
Su obra, cimentada en
una cuidadosa observación, le permite dibujar,
valga el término, todos los personajes con fluidez, sin fantasías
ni vestiduras, al recorrer la fisonomía de haraganes burgueses,
militares ambiciosos, clérigos hipócritas, prostitutas,
ladrones, ...todos. Todos presentados como consecuencia de una
sociedad degenerada, decadente, ....donde todo se pudre.
Nació
en París el 2 de abril de 1840 y por la profesión paterna, el
ingeniero Francisco Zola quien trazara el primer recorrido
ferroviario de Europa, su infancia transcurrió dentro de cierta
holgura económica
Tenía 17 años, y cursando sus estudios de
bachiller es reprobado por considerárselo
“ ... nulo en literatura y lenguas vivas “ . Así las cosas
decide, simplemente, no estudiar más y
comienza a transitar una vida de bohemio. Durante más de
un año se dedica exclusivamente a la lectura y a escribir poemas.
Llega el momento en que no tiene que comer y, en la ventana
de la bohardilla que ocupa, prepara trampas y se alimenta de los pájaros
que logra capturar. Frecuenta
las partes más míseras de la ciudad y su candidez lo lleva a
convivir, durante varios meses, con una prostituta a quien
pretende brindarle un verdadero y sano amor ante la posibilidad de
redimirla, pero fracasa en su intento.
Quien
fue su compañero de la infancia, Paul Cézanne, lo visita y
comparte algo de su vida en las bohardillas. Así llega Zola a
cumplir 21 años y logra un empleo en la librería Hachette. Todo
esto le brinda los medios para conectarse con el periodismo y el
mundo literario. El mismo dueño, dándole una posibilidad, le
pide un cuento para la revista infantil que editaba. El cuento
resulta ser La
Hermana de los Pobres, lo rechazan y lo
tildan de “revolucionario”.
Zola
renuncia al empleo y exclama: “...cada
rebaño tiene su Dios,
su ídolo, en aras del cual inmola la gran verdad humana
Colabora
con notas en diversos periódicos, debuta en Petit Journal y envía
charlas artísticas a otros medios. Le encargan la crónica del
Salón de Pintura, y por lo publicado se genera un escándalo
enorme al criticar a pintores “oficiales” y valorar a artistas
hasta el momento no reconocidos, como por ejemplo a Manet. Luego
la historia le daría la razón, ya que la tela Olimpia, de aquel
entonces, junto a un retrato del propio Zola, hoy figuran en el
museo del Louvre
Zola
confiesa con orgullo:
“...si me dedico a la literatura quiero seguir mi divisa
O TODO O NADA “. Y busca una nueva forma literaria.
Contrario
al “ romanticismo “, adhiere a la naciente escuela
“naturalista” y
todo su trabajo ha de fundamentar y consolidar la teoría del naturalismo -a
tal punto que se lo considera su creador-
y que pronto se convirtió en un movimiento que trascendió
el ámbito del mundo cultural francés alcanzando dimensiones
universales.
Los integrantes del
movimiento naturalista eran poco crédulos en la política y
rechazaban la propaganda clerical, y Zola nos dice:
“ ...los hombres
libres, que no encierran el pensamiento en un dogma, avanzan hacia
la luz sin miedo de desmentirse mañana”.
Consigue
publicar su primer libro en 1864, Cuentos a Ninón. En 1865 su
segundo título, La Confesión de Claudio,
que lo señalan como “obra
peligrosa”..
Reivindicado
por Henri Barbusse, dice de Emilio Zola
“...su estilo es claro, accesible y sobre todo tiene un soberbio
dinamismo.
En
el año 1869 se casa y firma un contrato para entregar 2 novelas
anuales durante 10 años. Comienza la serie de los ROUGON
MacQUART, con el subtítulo
Historia Natural y Social de una familia en el Segundo Imperio,
que
desarrolla, volumen tras volumen, dentro de las 20 novelas de la
serie.
En
su título GERMINAL trata una huelga de hambrientos mineros;
aparecen en escena sus mujeres mezcladas en la muchedumbre y Zola
nos describe una de sus auténticas imágenes: “ ...mujeres andrajosas, algunas con criaturas de brazos que las
levantaban en alto, agitándolas
como si fuese una bandera de duelo o de venganza”.
Patético protagonista, ...el pueblo,
“...como si fuese
una bandera de duelo o
de venganza”,
tomando
conciencia que hasta la pobreza impone sus límites.
Así nos participa de sus sensaciones, vistiendo de luto un presente
donde sólo la pobreza podrá enriquecer los espíritus del
porvenir.
En
el prólogo de LA TABERNA dice: ...mis
personajes no son malos, sino sólo ignorantes e influenciados por
el ambiente de rudo trabajo y de miseria en que viven.
Durante toda su obra, trabajó con la ciencia y la democracia,
el
saber y el pueblo,...Anatole France afirmó “ ...fue un
demócrata que jamás
aduló al pueblo, en cambio se esforzó por hacerle ver la
servidumbre de la ignorancia”.
Y
así continúa a través de títulos como NANA, LA BESTIA HUMANA,
(tan moderna y dinámica
que en ella se basó una de las películas más intensas del cine
francés), TIERRA,
LA DEBACLE..., para terminar en 1892 con EL DOCTOR PASCAL.
Paralelamente, en la vida de Zola fueron pasando muchas cosas. Cosas que
por su naturaleza nos dan una idea de su personalidad introvertida.
Un ejemplo lo relata Henri Barbusse, y dice que su timidez le impedía
hablar en tono alto cuando se encontraba entre un grupo de
personas; su falta de
elocuencia fue para él una gran preocupación, y si no leía sus
discursos le era imposible hablar ante el público sin turbarse.
Su vida estaba subordinada al reloj y al calendario, y recién por su
amistad con Manet comienza a frecuentar, allá por 1866, un café
donde se reunían pintores y escritores.
En
el terreno de su vida privada, lo encontramos en el año 1888, a
los 48 años de edad y ya célebre, escribiendo una carta a un
amigo en la que confiesa: “... mi ser es una tempestad de deseos y lamentaciones”,
es el tiempo en que vive intensamente una relación con la
joven Jeanne Rozerot, y tiene con ella dos hijos, Denise y
Jacques. La señora
Zola se entera de la relación por una carta anónima, ante el
hecho consumado y tiempo más tarde, acepta a los dos hijos y
llega a apreciarlos.
En el año
1892 nos encontramos con su propuesta literaria de las TRES
CIUDADES. En este
plan Zola acusa tres plagas:
“ ...la Iglesia, el Cuartel, la Propiedad”. Y en tres
volúmenes, PARIS, LUORDES y ROMA, es protagonista un joven fraile
que vacila ante la corrupción de la Iglesia y cumple dicho
recorrido hasta que al llegar ante el PAPA, en ROMA, reconoce y
acepta como insalvable la organización clerical.
Al regresar
a París el fraile descubre un nuevo ideal y deja los hábitos.
Este nuevo ideal es la CIENCIA. El ex-fraile se casa y tiene
cuatro hijos, que Zola anuncia como su nuevo plan, LOS CUATRO
EVANGELIOS: FECUNDIDAD,
TRABAJO, VERDAD y JUSTICIA.
A comienzos
del año 1898 estamos ante el remate de su obra, también en 1898
toma la decisión de defender a un inocente y se dá por entero al
caso Dreyfus. Comienza con su célebre YO ACUSO en
forma de carta abierta al presidente de Francia
“...me dirijo a vos gritando
la verdad con toda la fuerza de mi rebelión de hombre honrado”.
Esta acción
le trajo terribles consecuencias, Tuvo que soportar el ultraje de
una muchedumbre enardecida y fanatizada por la falsa propaganda
del patriotismo y el antisemitismo, Zola manifiesta
“...las
luchas religiosas, el más estúpido de todos los fanatismos”.
Fue golpeado
y acusado de traidor, condenado y perseguido por difamación e
injurias al Consejo de Guerra, debiendo refugiarse en Inglaterra.
En una de
esas audiencias un general lo increpa, y Zola contesta: “... hay varias
formas de servir a Francia, los generales pueden ganar batallas,
yo he conquistado victorias”.
Vuelve
de Inglaterra y ya tiene terminado FECUNDIDAD. En 1901 publica
TRABAJO, en 1902 VERDAD que, prácticamente, es el caso Dreyfus.
Finalmente
JUSTICIA quedó inconcluso cuando,
por mal funcionamiento de la estufa de su dormitorio, queda
huérfano de vida un 29 de septiembre de 1902.
La
desaparición de Emilio Zola fue considerada, salvo por los
clericales, como una pérdida irreparable de la literatura
francesa. |