En
primer lugar quiero agradecer a Alejandro la invitación en un acto de
vital importancia para los profesionales y académicos, tal como es acompañarlos
en la presentación de una nueva producción.
Deseo
en segundo lugar referirme esencialmente a la significación del acto en
el marco de los libros expositivos o científicos como es este. La
escritura de estas producciones instalan a los profesionales en un punto
de inflexión. Dan cuenta de un momento preciso en el que es posible
detenerse, evaluar el campo, realizar un balance crítico con una mirada
retrospectiva y utilizar esa misma mirada para hacer una proyección. Eso
es precisamente lo que está plasmado en las páginas de: “Internet la
imprenta del siglo XXI” y eso es precisamente lo que venimos a celebrar
en este acto. La enseñanza y el estudio, la profesión y la mirada
interrogativa se entrecruzan en la producción del libro. Las ideas y la
experiencia recabada se transforman en pública permitiendo el crecimiento
de otras ideas de otros lectores que se construyen sobre estas. Entiendo
que estas son las circunstancias que hoy celebramos. Celebramos la
posibilidad del desarrollo de las ideas y pensamientos de otros por la
generosidad del autor que lo permite al hacer público su pensamiento
privado.
A
Alejandro, además, le preocupan sustancialmente las ideas y su circulación.
Voy a referirme, entonces, a algunas de ellas como comentario a su
libro.
La
primera parte del libro: Ecología de la Red analiza, describe, reúne
datos novedosos e impactantes en torno a la WEB. Utiliza un conjunto de
fuentes teóricas, recoge experiencias de otros y la propia para juzgar y
analizar la topología de Internet. Analiza contenidos inscriptos en la
web de superficie y en la profunda, la fragmentación y la asimetría. En
las búsquedas interpretativas en torno a lo que acontece por parte de los
usuarios adopta posiciones de otros y también las critica o sugiere
nuevas lecturas recomendadas con apelativos sorprendentes.
En la segunda parte del libro: Escribir, leer y estudiar en red retorna al
análisis de Internet aportando datos o explicaciones para desmontar los
espejismos y señalar alternativas poderosas para encontrar soluciones.
Los weblogs, por ejemplo, definidos como páginas web de actualización
constante y con sello de autor son desarrollados de manera central en el
libro para ofrecer una alternativa poderosa como herramienta de comunicación.
Y este ejemplo es una constante del libro. Los conceptos van unidos a los
ejemplos, la política a la reflexión en torno a la acción y sin temor
en todos los casos por la adjetivación, la crítica o la apreciación
personal. La wikipedia, enciclopedia colectiva fruto de un sistema
colaborativo sorprende y Alejandro hace pública la sorpresa. No le
preocupa calificar como magia a la suma de calidad y talentos
desinteresados desde una perspectiva más moral que tecnológica o tratar
de “poco recomendable” -aunque lo coloque entre paréntesis por vaya a
saber que recato de último momento- a Skinner figura paradigmática de la
psicología conductista nortemericana y, creador de la Instrucción
Programada.
Refiere
a un manual que privilegia y habla de material sutil, al desconocimiento
de las alteraciones en la secuencia y remite a Truffaut. Las notas a pie
de página que el mismo las reconoce como comentarios al margen, más una
vez son relevantes a la hora de seguir mostrando ejemplos de buenos usos
tecnológicos y señalar sus requerimientos y los criterios que hace que
así lo fueran.
La
tercera parte de su libro: Pensar en red, encaramados en el tsunami de las
ciberculturas, sostiene Alejandro, nos encuentra en la paradoja que las
consecuencias de esta cultura recién podremos verla en las décadas por
venir. Sin embargo el autor, retorna a las fuentes para inspirar la visión
de futuro. Una vuelta a Mc Luhan, original en la búsqueda interpretativa
le permite hipotetizar al imaginar nuevos espacios en los que las metáforas
al cine se vuelven a encontrar. Quizás sea este, a mi modesto entender,
el capítulo más provocativo en un libro en el que la provocación es una
constante. Revisitar a Mc Luhan metaforizando, proyectando el futuro y señalar
las intenciones de viejas lecturas y de nuevas aspiraciones es un
recorrido complejo que no se elude en estas páginas sino que, por el
contrario, se toma de frente y con la mayor de las intenciones. Quizás se
apacigua al final de esta tercera parte cuando se enmarca el problema en
las cogniciones y se retoma la preocupación teórica y fundada en torno
al futuro de las mismas volviendo a dejar un lugar de interrogación y no
de certeza.
La
cuarta parte del libro: Diseñar en red adopta el concepto de complejidad
emergente como foco y marca el futuro posible y necesario de la web:
transformar el caos de la información en una estructura significativa. La
indiferencia de la web a la calidad de la información es su característica
así como lo es su universalidad. Aspiraciones y posibilidades se
entrecruzan en el análisis que se efectúa logrando identificar el punto
de inflexión y sostenerlo sin ofrecer una respuesta puntual. Continuará
dice el autor y se promete seguir analizando el tema.
En
síntesis y para finalizar se trata de un libro ágil, en movimiento
constante sin perder el hilo o la línea de análisis, toma partido, no es
indiferente a puntos de vista, experiencias o proyecciones. Posibilita la
respuesta en tanto se interroga y posibilita la búsqueda de nuevos datos
o proyectos porque se instala en el lugar de la controversia. Felicitamos
al autor por su nuevo libro deseando que cumpla lo que prometió en el
libro: esto es, continuará.
*Edith
Litwin se graduó en Ciencias de la Educación en 1968 en la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. También se doctoró
en la misma Universidad en el año 1996.
Se inició en la investigación en el mismo año de su graduación, esto
es en 1968, en el Centro de Investigaciones en Ciencias de la Educación,
CICE, asociado al Instituto Di Tella.
Se desempeña como profesora titular regular de Tecnología Educativa en
el Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía
y Letras de la U.B.A. Ocupó diversos cargos de gestión en esta
universidad tales como Vicedecana, Directora del Departamento de Ciencias
de la Educación y Directora de UBA XXI, programa de educación a
distancia; programa que diseñó y dirigió por más de diez años.
Desde 1999 dirige el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la
Educación de la Facultad de Filosofía y Letras, cargo obtenido por
concurso.
Gentileza
de: http://www.ilhn.com/filosofitis/archives/003101.php
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