Palabras y cuchillos
Las palabras son como el filo del cuchillo, se gastan de acuerdo a la
dureza de lo que deben cortar. No imaginemos que con un cuchillo de mesa
podremos cortar diamantes, ni que con un simple cortaplumas podremos hacer
siquiera una muesca frente a un metal noble.
Lo mismo ocurre en el mundo de los símbolos y de los conceptos. No
cualquier caja de herramientas puede morder con eficacia y tenacidad a los
mas duros y mas nodales. Es por ello que se desgasta el tiempo y las
nociones y entidades que mas nos interesan permanecen incólumes, mientras
que las teorías y los aparatos conceptuales que quieren lidiar con ellas
irremediablemente se desgastan y oxidan.
El panorama es conocido y la desazón aumenta a medida que los
conceptos y problemas se vuelven mas complejos o son mas urgentes y
acuciantes. Ademas hay una relación inversamente proporcional entre la
cantidad de herramientas y teorías que supuestamente deberían poder
ayudarnos, ya no solo a diagnosticar sino sobretodo a diseñar complejidad
e intervenciones sociales, y sus resultados efectivos, en general magros,
dispersos y de corto aliento.
El tema nos atribulo bastante en una reciente reunión del Grupo
Complejidad donde después de una larguisima exposición de uno de los
miembros, se nos volvieron como bumerán los interrogantes de siempre y
las dudas que nos vienen carcomiendo desde larga data.
Aprovechemos pues para retomar esta palpable constatacion de la asimetría
entre lo que sabemos y lo que queremos saber, entre lo que hacemos y las
razones por lo que lo hacemos, entre la eficacia de ciertas acciones y el
desconocimiento de las razones por las que "funcionan", en
contadas ocasiones.
Y hagamaslo no en abstracto y sobre temas macro propios de opinologos,
sino mas bien sobre cuestiones muy viscerales en las que se juega nuestro
futuro cognitivo y profesional. Mas precisamente sobre la cuestión de la alfabetización
digital, de lo que esta conlleva, y de porque podemos y debemos
tomarnos en serio la cuestión de una transmutación epocal en relación
al advenimiento de la conectividad masiva y sobretodo de un aumento sistemático
y colaborativo de la inteligencia como jamás se había visto antes. Tema
que ancla en la complejidad como pocos otros.
Las computadoras, el aprendizaje y la alfabetización
En este sentido las ideas de Andrea
A di Sessa , profesor en la escuela de graduados de la Universidad
de California en Berkeley y coautor del clásico Turtle Geometry. The
computer as a medium for exploring mathematics
(1981) son mas que bienvenidas.
20 años de trabajo permanente e intensivo en el aprendizaje de
conceptos abstractos -pero sobretodo de las matemáticas- han redundado en
una obra absolutamente magistral y casi sin parangones cual es Changing
Minds. Computers, learning and literacy (MIT, 2001) que conviene
trabajar en sumo detalle para tomarnos en serio lo que el concepto de
neoalfabetismos implica y supone, así como cuales son los mejores
formatos y estrategias para conseguir instalarlo socialmente.
Lo primero es lo primero. No imaginemos que vamos a alfabetizar
digitalmente a muchos y bien sino aceptamos que la alfabetización es
indisociable del proceso de hominizacion (del devenir filogeneticamente
humanos como especie tal como sostiene Merlin Donald en Origins
of the Modern Mind Three Stages in the Evolution of Culture and Cognition
y ontogeneticamente como grupos dispares, variopintos y específicos que
somos distintos y a la vez semejantes y que reconocemos a las conciencias
de los otros ya desde los 9 meses de edad, como nos enseño Michael
Tomasello en The Cultural Origins of Human Cognition.
Que nuestra vida cotidiana está atravesada por nuestro ser
alfabetizado puede comprobarse frente a cualquier rutina diaria que
involucre nuestras operaciones cognitivas. Nos levantamos y leemos
(escuchamos y escaneamos) diarios y noticias.
Desde hace 10 años esta tarea de encuentro con la información se ve
amplificada y multiplicada por la lectura de nuestra dieta de e-mails que
puede consumir muchas horas diarias y que cambió en forma drástica
nuestra concepción de lo que son las relaciones sociales trascendiendo
las barreras del tiempo y del espacio.
No menos significativo es el poder de la alfabetización en el trabajo.
Si como bien dice Fernando Flores nos pagan por hablar, queda cada
vez mas en claro que nos pagan por pensar, por hacer distinciones y
sobretodo por leer y escribir. Todos las actividades ligadas a la ciencia
y la tecnología, y mas específicamente a la industria del conocimiento,
(que van desde el entretenimiento hasta la alta cultura, desde las
infraestructuras mas básicas hasta los consumos cognitivos mas
conspicuos) están ligadas a nuestro ser alfabetizado.
Por ultimo la alfabetización es absolutamente determinante cuando de transmisión
(en el sentido en que Regis Debray se ocupa del mantenimiento de la
continuidad cultural) se trata. Es decir la alfabetización es la
quintaesencia de todos los procesos educativos, constituye su
infraestructura y si uno no es competente en la lectura y si no tiene una
alfabetización matemática básica es imposible que pueda aprovechar los
textos de historia ciencia o matemáticas.
La alfabetizacion es mucho mas que máquinas
Las computadoras personales (hogareñas y comerciales) aparecen a
principios de los años 80. Al principio hubo muy pocas en las escuelas,
pero gracias a varias leyes combinadas que hemos recapitulado en muchas
ocasiones (Moore, Metcalf, Reid) , su expansión se hizo exponencial.
En USA por ejemplo en 1995 había una computadora cada 10 chicos,
bastante lejos de la relación 1 a 3 o 1 a 2 que necesitamos para una
socialización intensiva y plena en alfabetización digital. Y aun así
tenemos sobradas dudas de que simplemente por atiborrar de mas maquinas
las escuelas algo grande y notable acaecerá en el mundo de la historia y
de la alfabetización.
Andrea A di Sessa (al igual que Seymour Papert, Nicholas Burbules
& Thomas Callister, Gunther Krebs,Derick de Kerckhove... entre
quienes mejor encaran el problema) coincide plenamente con la critica a la
perspectiva ingenua en el uso de las máquinas, y por eso formula las
preguntas correctas que toda implementación micro o macro no puede pasar
por alto, so pena de convertirse nuevamente en sopa.
¿Qué es lo mejor que puede pasar en materia educativa gracias al uso
intensivo de computadoras?, ¿Cómo podría ser el aprendizaje en un mundo
donde las máquinas estánn bien usadas?, ¿Cómo podemos asegurarnos de
que la visión que elijamos sea sostenible en el tiempo y sobretodo que
llegue efectivamente a los chicos? ¿Qué software debería crearse para
lograrlo y como nos aseguramos de una metodología para que este camino
sea bien recorrido?
La hipótesis de di Sessa esta explícitamente formulada. Las
computadoras pueden ser el fundamento técnico de una nueva y potenciada
alfabetización que en muchos casos actuará del mismo modo que la actual
alfabetización letrada, y que tendrá una penetración e influencia
profundas comparable a la que hemos logrado gracias a la alfabetización
masiva surgida a partir de la imprenta.
Todo gira -por eso nuestras consideraciones preliminares- alrededor de
que entendamos por alfabetización digital. Tradicional mente (y
nosotros mismos en el espectro bajo del continuum endosamos esta visión y
la hemos incluso promocionado con el CD 1 Alfabetización digital.
Elementos básicos de informática de educ.ar) se circunscribió a
creer que prender una computadora, poseer los rudimentos de la ofimática
domiciliaria u oficinesca, y tener una vaga idea de lo que es la navegación
on line alcanzaba para o abría las puertas hacia el nuevo mundo de las
maravillas y de los terrores virtuales. Grave error. Obrar así y
quedarnos contentos fue confundir al balbuceo con la expresión poética y
a creer que deletrear supone ipso facto la conquista del sentido.
La alfabetización digital será infraestructural o no será nada,
y sus alcances si nuestras intuiciones y proyectos van hacia algún lugar,
deberán tener el mismo grado de implicancia de los poderes cognitivos y
de la socialización en mundos alternativos como lo tuvo la quirografia,
el alfabeto y la imprenta en sus respectivos inicios, pero todos
combinados y encima potenciados.
Es un verdadero escandalo y vergüenza suponer que la alfabetización
digital tiene que ver con el comando incipiente de la maquinas por parte
de los adultos, o el uso indolente de las computadoras por parte de chicos
y nativos digitales.
La proliferación de inteligencias materiales
Quizás un paso inicial para descubrir la pepita que hay en tanta
herrumbre es sustituir la idea de la alfabetización por la de
inteligencia material. La inteligencia material añade y recapitula el
desarrollo espontáneo (porque en realidad está bañado por la cultura de
generaciones ininterrumpidas) de nuestro despliegue meramente intelectual.
Este solo tiene lugar ante la presencia de mediadores materiales, desde el
lápiz y el papel, el ábaco y las tablas de doble entrada hasta las mismísimas
computadoras devenidas simuladores de propósito general.
Inteligencia material no equivale a inteligencia artificial ni promueve
fantasías de robots mas que humanos (aunque ese será otro capitulo a
explorar en algún momento). Inteligencia material es inteligencia natural
mas extensiones maquinales.
Toda alfabetización (tanto las que ya llevamos incorporadas como estas
nuevas que pretendemos incorporar) se han desplegado en torno a una
triple adquisición. La primera es material. No hay alfabetización
sin inscripciones materiales externas a la propia mente (lo que fue
saludado entusiasta e indeleblemente por Willian Shakespeare en su
inolvidable Soneto CVIIII "¿Que hay en la mente que la tinta
puede trazar").
Gracias a este procedimiento de externalizacion volvemos portátiles
nuestras ideas. Leer un mapa, verificar una cuenta bancaria, planificar un
itinerario, averiguar precios en linea son distintas manifestaciones de
esta potestad. Todavía mas (y ese es el valor inestimable de los croquis,
diseños y maquetas, pero sobretodo de los modelos computacionales)
podemos imaginar futuros alternativos y hacerlos correr con suerte dispar
gracias a la existencia de estos exoesqueletos cognitivos.
El peso de las bases materiales de la alfabetización es algo que se
descuida permanentemente y a excepción de Bruno Latour son muy
pocos los que se la han tomado en serio y han podido sacar conclusiones de
las pasadas mediamorfosis con implicancias interesantes y riesgosas para
el futuro (indispensable profundizar al respecto en "Drawing things
together" En Michael Lynch & Steve Woolgar (eds) Representation
in scientific practice").
Estos saberes materiales están altamente codificados, se estructuran
en subconjuntos diferenciados y se enhebran entre si permitiendo algunas
cosas e impidiendo otras. El lenguaje escrito, el mas y mejor conocido de
todos estos subsistemas está organizado por partículas elementales, se
despliega en distintas capas y permite desde las comunicaciones mas
banales, la mera transcripción de la cosa misma, hasta elaboraciones de
un grado de complejidad (paradojas, descripciones múltiples, enunciados
policausales) que aun hoy nos cuesta decodificar y reproducir mecánicamente.
Otros subsistemas notacionales y representacionales tienen una
naturaleza y funcionalidad absolutamente diferentes. La aritmética no es
muy feliz como vehículo de la poesía o de la filosofía, pero allí
donde corresponde nos permite pensar con precisión y concisión. Pero
serian impensables profesiones enteras (ingenierías, ciencias, tecnologías)
sin el poder de compresión de las relaciones entre los pilares básicos
de la naturaleza que provee la matemática y que lamentablemente ha sido
confinado al reino de los expertos y los superdotados. Por eso toda
neoalfabetizacion necesita también de la liberación de las matemáticas
de su coto de caza y sobretodo de una reapropiacion de las matemáticas
concretas (como quería Maurice Frechet) y de su inscripcion en lo
cotidiano.
Dependencia tecnológica y diseño de la alfabetización
Los dos rasgos cruciales de la materialidad de la alfabetización son
su dependencia tecnológica y su carácter diseñado. Hubiese sido
inimaginable una alfabetización masiva desde el Renacimiento hasta
nuestros días sin un abaratamiento drástico del papel y el lápiz, fácil
de usar y portátil. Una de las promesas mas convincentes de la tecnología
computacional es precisamente (como lo había anticipado hace ya una década
atrás Robert K Logan en su pionero The Fifth Language: Learning
a Living in the Computer Age) la multiplicación de nuevas forma de
inscripción de ideas (hojas de cálculo, imágenes procesadas
electronicamente, hipertexto), de patrones reactivos e interactivos
(interfases de juegos, interacción refleja en tiempo real, surfeo
contemplativo de una historia de misterio interactiva basada en imágenes)
de almacenamiento y de transmisión (de los CD hasta las redes mundiales)
y de acciones autónomas (simulaciones del cálculo).
Es esta inmensidad de nuevos recursos y de posibilidades de manipulación
de los símbolos que ellos traen aparejados las que nos convencen de la
irreversibilidad de la nueva alfabetización en ciernes.
No se trata de alabar la magia de la computación (como hacen algunos tecnomísticos
o tecnognósticos) sino de revisar en la revolución anterior el peso
específico (generalmente desatendido) de los factores materiales en la
evolución de la conciencia y de la cognición. En esta lectura en
paralelo se ponen de relieve el poder catalizador de las inscripciones y
el formato multidimensional de la visualización.
Además no olvidemos que estas inscripciones fueron todas (desde el número
0 hasta los menúes desplegables "pull-down") inventadas en
forma deliberada o casual, individual o colectivamente a partir de una
presión social selectiva ininterrumpida donde cabe esperar mejores y mas
profundos cambios a partir de los trabajos mas recientes en psicología de
la invención, en teoría de la creatividad, en diseño autoorganizado a
partir de los trabajos pioneros y cada vez mejor asentados de Donald
Norman, Henry Petrowski, y Edward Tenner y tantos mas.
Biología de las inscripciones
El segundo pilar de la alfabetización es el cognitivo o mental.
Qué hagamos con las inscripciones depende de nuestra dotación biológica,
de nuestra base física y de nuestra capacidad computacional. Nadie (salvo
algún descarriado evolutivo) puede ver y acordarse de 1.000 items después
de haberlos vistos en un segundo o desarrollar inferencias a la velocidad
de la luz como hace una computadora.
Hay una dimensión de nuestra habilidad para hablar y comprender el
lenguaje oral que esta determinada fisiológicamente (se tardó siglos en
entender que los chimpancés no pueden hablar... porque no tienen cuerdas
vocales), y sin esta dotación la alfabetización letrada jamás hubiese
visto la luz.
Si estamos tan convencidos de que la alfabetización digital dejará
una impronta imperecedera en la evolución de la alfabetización, es
porque la computadora liberará las capacidades innatas humanas en cuando
a reconocimiento espacial y a interactividad conversacional que raramente
vemos en la práctica en general y mucho menos aun en el aula.
Los sistemas de inscripción computacionales deben pues basarse en las
habilidades mentales históricas y reconocer sus limitaciones.
Lamentablemente es tan poco lo que sabemos acerca de la inteligencia
humana, y son tan pobres los modelos teóricos de su funcionamiento, que
las posibilidades de trasladar sus aciertos a la interacción hombre/máquina
se ve fatalmente detenida por este desconocimiento (de allí el interés
de las propuestas recientes de Merlin Donald acerca del pasaje de
la inteligencia episódica primática a la abstracta humana mediada por la
mímesis y el mito, de Michael Tomasello acerca de la percepción
temprana de la conciencia ajena como rasgo de hominización. Por eso cada
avance por mas minúsculo que sea en el campo de las teorías del
inteligencia se verá amplificado y potenciado en su traducción en nuevos
montajes materiales.
Entornos sociales y espacios de creación colaborativos
El tercer pilar de la alfabetización es el menos conocido (al menos
hasta hace un par de décadas atrás) y no menos determinante. Se trata de
los entornos sociales y de los espacios de creación colaborativos, así
como (en un sentido levemente distinto a lo que dijimos mas arriba) de las
presiones sociales complejas que nos estructuran como grupos. Pero lo mas
interesante es el sutil entramado que hay entre capacidades intelectuales
y marco social del desarrollo cognitivo y viceversa.
di Sessa con ese valor tan agregado suyo, que es permanentemente
mejorar nuestra comprensión de la alfabetización matemática para poder
pensar la alfabetización digital en general, da un ejemplo contundente de
este eterno y grácil bucle dorado. Nadie duda de que Isaac Newton
fue el creador del calculo infinitesimal. Newton fue en este sentido un
precursor de Freud quien a través de su propio autoanálisis y en un
proceso de desarrollo/descubrimiento recursivo, inventó el psicoanálisis,
creando una metodología que después se convertiría en doctrina.
Porque así como Freud para descubrir/inventar el inconsciente necesitó
acuñar todas las categorías que harían posible descubrir/inventar el
inconsciente, Newton hizo otro tanto al inventar la infraestructura
intelectual que haría posible entender la mecánica, la ciencia de la
fuerza y del movimiento.
Se trataba obviamente del cálculo infinitesimal, uno de esos momentos
fundacionales de la historia, cuando emergió una nueva inteligencia
material a partir de una necesidad específica de la investigación científica.
En esta perspectiva el cálculo fue una manera de escribir y hacer
inferencias acerca de algunos aspectos de las cantidades cambiantes.
Newton quería dar cuenta de las propiedades instantáneas del movimiento
que escapan a la inteligencia material anterior. Las herramientas
precedentes que podían dar cuenta de situaciones de velocidad constante y
no uniformes eran inútiles, cuando lo que se querían abrazar eran
situaciones de cambio no uniforme como es el revoloteo de los planetas
alrededor del sol.
Hay tratados y bibliotecas enteras (y entre ellas un librito ejemplar
como es el de I.B.Cohen "El nacimiento de una nueva fisica")
mostrando como el trabajo combinado de Copernico, Galileo y su
coronación en Newton cambiaron no solo a la física (pasando de
una en reposo a otra en movimiento), no solo a la cosmología (de un mundo
cerrado a un infinito abierto como gustaba teorizar Alexandre Koyre),
no solo a la antropología (infligiéndole el primero de los tres golpes
narcisistas, junto a los que después provocarían Darwin y Freud como nos
enseñó Bruce Mazlish) mas brutales de los que se tenga memoria.
Máquinas newtonianas
Por todo lo que venimos diciendo la revolución newtoniana fue también
la que llevó a la invención de una nueva inteligencia material cuya
actualidad (mas alla de sus limitaciones cuando de lidiar con lo micro y
lo macro se trata como corrigió Einstein, tampoco puede ser pasada por
alto) se ve por doquier. Las máquinas newtonianas no solo abonaron el
terreno de la tecnología y la ingeniería, la ciencia y la arquitectura,
sino que también infectaron todas nuestras categorías intelectuales
(incluyendo paradigmas y teorías de la historia) y a pesar de mucho
manifiesto en contrario aun no hemos logrado vacunarnos contra ella. Pero
esa es otra deriva.
Después de Newton la causalidad es local, y se volvió
impensable -espiritista impenitentes a un lado- defender una acción a
distancia. En eso estamos todos contestes. Lo que es bastante menos
conocido (y por eso la historia de la ciencia necesita urgentemente una
revisión a fondo como vienen haciendo Steven Shapin, Harry Collins,
Steven Woolgar, Bruno Latour y John Law entre otros) es que la fantasía
de una inteligencia material emergiendo (como Palas Atenea de la cabeza de
Zeus) es una fantasía de autor único, que desconoce enteramente (por
suerte en las descripciones de la evolución de la ciencia y la tecnología
reciente esta multicausalidad es reconocida mas fácilmente, como es el
caso de las distintas derivas que inventaron a Internet ver de Ilka
Tuomi Networks of innovation) que imaginar que el calculo salió
entero y listo de la cabeza de Newton es un invento simpático, pero
peligroso y distorsionado.
No solo porque Newton se había basado en alguna situaciones y diseños
del propio Galileo, sino sobretodo, porque la versión mas general
e incluso la notación definitiva que todavía conservamos y alabamos no
fueron realizadas por el propio Newton sino por el increíblemente genial
(y mucho menos reconocido) G.W.Leibniz.
Aunque el propio di Sessa dice no poder probarlo, la razón de esta
incorporación de la notación fundamentalmente pedagógica (algo así,
pero mucho mas sofisticado al pasaje de los comandos en el DOS al drag and
drop en Windows) fue la baja de costo cognitivo propia de esta nueva
notación. Efectivamente en la notación de Leibniz la tasa de cambio de
una cantidad x, dado un pequeño cambio en otra t, aparece exactamente
como lo que es, como un cociente dx/dt (la notación newtoniana totalmente
opaca es una x con un circulito encima imposible de escribir aqui).
Ademas Newton se había consagrado a los cambios en el tiempo (sus
famosas fluxiones) por lo que tuvo que enunciar su teorema para el caso en
el cual y es el tiempo, oscureciendo de este modo la generalidad de la
ecuación.
No estamos tratando aquí de minar el rol estelar de Newton en la
historia. Si en cambio queremos echar luz sobre el carácter acumulativo
de las innovaciones e invenciones. Que tiene un correlato inmediato en el
tema que nos ocupa cual es el de la alfabetización digital. No sirve de
mucho que círculos aislados o privilegiados se regodeen en el uso de las
herramientas computacionales (desde la primitiva hoja de calculo que
inventó a la computadora personal en 1978, hasta las supercomputadoras
actuales, de la grid computing al bookmarking social).
Porque lo que es un verdadero desafío es precisamente poner
herramientas poderosas y sofisticadas en las manos de las masas, y no
concentrarlas en los usos, aspiraciones y demandas de la elite -sin hablar
aquí de la peligrosa y alentada connivencia que estamos viendo en las últimas
décadas entre ingeniería, patentamiento, derechos de propiedad
intelectual y negocios que no cierran brechas sino que contribuyen a
ensancharlas -todo lo demás bienvenido.
Pero se trata de bastante mas que de una reivindicación de la
acumulación, del peso de la historia y de las herencias intelectuales.
El gran visionario fue Newton, pero el gran facilitador fue Leibniz.
Sin la baja de costo cognitivo que supusieron sus notaciones, es probable
que la mecánica y sus derivados hubiesen tardado muchisimo mas en
construirse y potenciarse (se puede hacer una analogía con el desarrollo
de la ciencia en China como investigo en detalle Josep Needham).
Aunque nuevamente deberíamos recurrir a algún experimento contrafáctico
para probar el aserto, no queda duda de que el cálculo infinitesimal tardó
dos siglos en convertirse en el koiné (la base común de
entendimiento) de todos los científicos e ingenieros del mundo. Di Sessa
conjetura y nosotros estamos mas que convencidos de que sin la mediación
de Leibniz, la historia no solo del calculo en Occidente, sino de la misma
ciencia moderna hubiese sido muy otra y no necesariamente para bien.
Dinámica hipercompleja de la innovación
La conclusión de esta excursión preliminar es mas que clara. La
emergencia de una inteligencia material como la alfabetización, devenida
una infraestructura del conocimiento, depende de fuerzas sociales de la
innovación harto complejas, de la adopción y de la interdependencia de múltiples
agentes (a veces incluso como bien dice Latour de la naturaleza
convertida en un actor social) mas alla de si fue disparada por un
individuo aislado o una comunidad no menos singular.
Abonando la teoría del efecto mariposa queda claro según este ejemplo
que tiene muchos equivalentes en la historia, que diferencias minúsculas
en aprendizaje (como la que supuso el pasaje del DOS al Windows) tiene
implicancias abismales en la difusión, incorporación y reinvencion de
nuevas prácticas y mundos.
El corolario no es menos significativo. Todavía hoy día la
alfabetización matemática es una tremenda barrera y obstáculo para el
desarrollo cultural y social de la humanidad. Mientras que unos pocos se
solazan y entretienen en su domesticación, para el grueso de la población
mundial las matemáticas son desde un engorro y un obstáculo, hasta
directamente una fuente de dolor y de desaliento.
Si en cambio visualizaramos a la formación matemática como un eslabón
indispensable en la infraestructura del desarrollo social y económico, y
usaremos innumerables nuevas herramientas de visualización de naturaleza
computacional (después de todo el episodio de Donald en la Fantasía
de Walt Disney acerca del teorema de Pitagoras abrió un camino que muy
pocos osaron reiterar) tal vez tal desideratum tendría mucha mas chances
de alcanzarse en un tiempo mensurable y atendible.
Lo mismo debe decirse ceteris paribus de la alfabetización digital.
Que en ocasiones facilitará la alfabetización matemática, pero que en
muchos otros depende de ella.
Sin embargo lo que nos interesa destacar aquí (abriendo el abanico
hacia algo que Di Sessa entrevé pero no desarrolla) es una
infraestructura del conocimiento mucho mas amplia que incluye además de
una enseñanza según estos lineamientos de las matemáticas, hacer lo
propio con la biología, el diseño, la estética, la historia
cuantitativa, lo que sea.
Cada una de estas disciplinas -recicladas por los paradigmas de la
visualización, la interactividad, la masividad y las hiperrelaciones que
hacen posible los tratamientos computarizados abonados por hipótesis
plausibles e inteligentes- aportara un eslabón básico en la reedificación
de las infraestructuras del conocimiento y su difusión.
Este concurso es indispensable si queremos auténticamente alguna vez
instalar una alfabetización digital masiva, sistemática y asimilable.
Pero por lo que vemos no se trata de un proceso lineal sino recursivo, no
hay aquí ninguna bala mágica sino mil comienzos posibles. Y sobretodo
requerimos de una levadura, cuya naturaleza aun no está demasiado clara,
pero por lo que venimos de delinear tiene rudimentos que habrá que
"sembrar" y "plantar" socialmente.
Publicado por Piscitelli el Febrero 16, 2006 10:14
PM
Gentileza de: http://www.ilhn.com/filosofitis/
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