"Casi siempre se hallan en nuestras manos los  recursos que pedimos al cielo." 
William Shakespeare


                                 Sitio de investigación y capacitación
                                    
http://transdisciplina.tripod.com

                                     dirección general: Lic. Cecilia Suárez

 

 

       ARTÍCULOS: ARCHIVO

 


 


Taller de Periodismo y Literatura

dictado por Martín Caparrós

en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano
y Corporación andina de Fomento

desarrollado por María Paulina Ortíz

   



MARTÍN CAPARRÓS

 

Primera persona

La primera característica que definió al Nuevo Periodismo fue la primera persona. La primera persona es una manera de decir “yo me hago cargo de lo que estoy diciendo” frente a la supuesta neutralidad y/u objetividad del lenguaje periodístico habitual, la tercera persona. Es curioso: se supone que es una forma de aminorar lo que uno dice, pero es lo contrario. La primera persona se hace cargo y aclara: “esta no es la verdad, es lo que yo digo”. Pone en duda la posibilidad de emitir una verdad y expresa que lo que se emite es un punto de vista –el punto de vista del autor–, cosa que los medios no hacen nunca porque sus pactos de lectura se basan en la suposición de que lo que dicen es la verdad.

Todos los textos, aunque no lo digan, son en primera persona, así estén escritos en tercera. Cualquier cosa que se escriba es necesariamente una versión subjetiva. Escribir en primera persona es solo una cuestión de decencia, de poner en evidencia aquello que son pero no muestran. Nadie puede dar cuenta de una realidad completa sin pasar por el tamiz personal. El truco ha sido equiparar objetividad con honestidad y subjetividad con manejo, con trampa. Pero la subjetividad es ineludible. Simular que no hay alguien detrás de lo escrito es amoral. Contra la apariencia de la objetividad, creo que hay que poner en evidencia la subjetividad. La forma más clara de hacerlo es la primera persona.

Llevamos siglos creyendo que hay relatos automáticos producidos por esa “máquina fantástica” que se llama prensa; convencidos de que los que nos cuentan las historias son las máquinas-periódicos, porque esa máquina hace todo lo posible para que sea así, porque necesita ese pacto para seguir pretendiendo que lo que cuenta es la verdad y no una de las infinitas miradas posibles. Si hay una justificación teórica, y hasta moral, para el hecho de usar todos los recursos que la narrativa ofrece, sería esa: pensar que con esos recursos se está poniendo en evidencia que hay una subjetividad, una persona que mira y cuenta.

Los diarios tratan de imponer “la prosa periodística”, “la prosa objetiva”, que más que objetiva es castrada. Han construido muy cuidadosamente ese modelo que consideramos una escritura transparente. Hemos llegado a la convicción tácita de que cuando vemos cierto tipo de prosa, no hay prosa, no hay escritura, nadie está contando eso. Es el discurso del medio, de la máquina. A lo largo de tantos años de acostumbrarnos, lo creemos. Volver a poner una escritura entre lo relatado y el lector es la manera de decir: aquí hay alguien que está contando. Para que esto suceda, para volver a introducir ese filtro de la escritura, la manera ha sido ir encontrando formas, estilos, estructuras y demás que se opongan y se diferencien de esa escritura transparente de los diarios en las últimas décadas.

No es que esté en contra de la limpieza de una prosa, sino de la fórmula que pretende que ahí no hay escritura. Hay prosas súper limpias que son infinitamente más bellas que otras cargadas, pero también ponen más en escena la existencia del autor. No es la máquina la que escribe sino cada uno de los que trabajan en ella. No existe objetividad escrita. Lo que existe es la honestidad, la decencia, que consiste en contar lo que se sabe, enterarse todo lo posible, y si uno no sabe algo decir no sé. En Amor y anarquía, la biografía que escribí de la chica argentina que murió en Italia colgada en su prisión en 1998 acusada de terrorismo, yo no sabía si la habían matado o si se suicidó. Tenía datos a favor del suicidio pero después de mucho dudar terminé contando que no lo sabía. Era una decisión rara porque una investigación de ese tipo, sobre todo si es un libro, pretende saber cómo fueron las cosas. Es un gesto de honestidad decir que hay datos que uno no sabe. Para mí esa honestidad ocupa el lugar que los medios quieren hacerle jugar a la objetividad.

Un periódico no se permite decir “No se sabe” y se lanza a afirmar algo de lo cual tiene evidencias relativas. Después se desdice, se hace el tonto, pasa un mes y nadie se acuerda. Los periodistas no se creen en condiciones de permitirse la duda, cuando lo más interesante es si uno puede dudar, y si puede dudar en público, mejor todavía. Es raro, porque lo que se espera es que afirme. En eso se parece el discurso periodístico al discurso político: afirma todo el tiempo. Pero con qué derecho se le dice a alguien lo que tiene que hacer o lo que le conviene. Me molesta la posición del que afirma, prefiero ser el que mira y se pregunta.

Cuando digo primera persona no estoy postulando eso de “cuando yo llegué...”. No estoy hablando de una opinión de fulano. No hay que confundir la escritura en primera persona con la escritura sobre la primera persona. Cuando el cronista empieza a hablar más sobre la primera persona que de lo que lo rodea, deja de ser interesante. Nuestro trabajo es contar el mundo y sus posibilidades, contar algo del mundo que nos parece que le va a venir bien a los lectores.

Cuanta más cercanía, cuanta más pasión se ponga a lo que se hace, mucho mejor. La pasión no es estupidez y la distancia no garantiza ningún tipo de neutralidad. El miedo es que se supone que involucrarse lo hace a uno ir en cierta dirección, yo creo que uno siempre va en cierta dirección. Disimular las ideas que uno tiene sobre algo es más engañoso que hacerlas evidentes. No existe tal cosa como narrar una serie de sucesos sin involucrarse de alguna manera. Lo que se puede ser es decente y narrar los hechos de la manera más responsable posible.

 

Introducción
Periodismo y Literatura
Primera persona
La crónica
Actitud del cazador
Qué voy a contar
El principio
Decir o mostrar
En qué tono contarlo
Comas y adjetivos
La música de las palabras
Una voz propia
La estructura
Los diálogos
La entrevista
El perfil
Editores y lectores
Tener ganas
El final

 

Gentileza: FUNDACIÓN NUEVO PERIODISMO IBEROAMERICANO  http://www.fnpi.org/

 

¿Deseas hacer un comentario sobre este capítulo del taller?

 

Inicio | Objetivos | Editorial | Propuesta | Nuestro equipo | Nuestra empresa | Nuestras filiales | Agradecimientos | Mapa del sitioActividades: Investigación | Talleres | Cursos | Talleres literarios | Café filosófico | Consultora
Organización de eventos | Actividades en curso: agenda |
Galería de Arte | Exposición de máscaras
Rincón de los amigos | Libro de visitasArchivo general Archivo newslettere-mail
 

 

transdisciplina creativa®
http://transdisciplina.tripod.com
©2002-2006 Cecilia Suárez
ceciliasuarez-online@fibertel.com.ar

Todos los derechos reservados
Un emprendimiento de Suárez y Asociados
Qué es transdisciplina creativa? Es un sitio dedicado a la investigación, capacitación y difusión de textos e ideas relacionados con la temática filosófica, comunicacional y de distintas disciplinas que conforman al pensamiento del hombre a través de la historia.
Transdisciplina creativa levanta información, libros, material e imágenes de la web, si usted esgrime derechos de autor sobre algún material utilizado, infórmelo solicitando su baja o cita de su nombre.
Los artículos firmados no reflejan necesariamente la visión de la editora y son exclusiva responsabilidad de sus firmantes